Page 175 - Egipto Tomo 1
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160 MEMPHIS. LAS PIRAMIDES
encuéntrase el antiguo Ptah de Memphis, llamado el creador de los mundos: el ser del
cual proceden los gérmenes, las leyes, las condiciones de todo cuanto existe: era ya en
el principio, y fué antes que la luz: había creado el huevo del cual salieron, en cuanto lo
abrió, el Sol y la Luna. Ptah tanto vale como abridor. Ptah-So/rar-Osiris , que reinaba
en la necrópolis de Memphis, y de cuyo nombre encontramos manifiesta reminiscencia
en Sahara, dispensa al sol que se pone, y á los hombres que mueren las condiciones
necesarias, á aquél para que reaparezca, á éstos para que nazcan á la vida eterna del
lado allá de' la tumba. El buey Apis era el animal consagrado á Ptah
y en el templo de este alimentábasele cuidadosamente. Dormía sobre
mullido lecho que cerraba precioso cortinaje de riquísima estofa: eran
su alimento delicadas gachas de flor de harina de cebada, con granos
de trigo mondado, cocidas en leche, y además pasteles hechos con
harina y miel; y por último tenia á su
disposición un verdadero harem de vacas,
en un sitio ó edificio especial apropiado al
efecto. Su madre gozaba también singular
consideración, y se la tenia en un establo
particular. El número de sus sirvientes era
EL DIOS PTAH DE MEMPHIS
EL
muv grande: mayor aún el de los que le el buey apis
BUEY APIS
visitaban, pues se. le atribuía la facultad de leer en lo porvenir; pero á las preguntas que
se le dirigían solamente podía contestar por un si ó un no. Si aceptaba el alimento que
uno de los visitantes le ofrecía, teníase por de buen augurio; mas si lo rechazaba, juzgá-
base que no iria por buen camino el asunto que in petto habíasele consultado. El astrónomo
Eudoxo de Knidos juzgóse muerto en cuanto el buey, en vez de aceptar el alimento que
le ofrecía, apresuróse á lamer su vestido, y Germánico pereció poco tiempo después de
haberle sido desfavorable el oráculo del buey Apis. Además de éste adorábase una serpiente
sagrada. En el lago, que no podía faltar en templo alguno egipcio, mecíanse preciosas barcas
consagradas á la divinidad, y en sus orillas crecía un frondoso bosque sagrado. Cuantos
faraones se hicieron enterrar en las pirámides, sirvieron á Ptah en su santuario, cuyo
gran sacerdote el Sam, ocupaba el grado más eminente en la gerarquía sacerdotal, tanto
que los reyes, en diferentes ocasiones confiaron á sus propios hijos semejante dignidad.
Esta sobrevivió á los hvksos, y hasta en la época de mayor esplendor de los faraones,
fué desempeñada por Khamus, el heredero de Ramses el Grande, que premurió á su padre.
Este poderoso príncipe, al cual dieron los griegos el nombre de Sesostris, que embelleció
con notables monumentos la inmensa mayoría de las ciudades existentes á orillas del Nilo,
comunicó al templo suprema magnificencia con los enormes colosos que hizo erigir
delante de sus puertas.
Conocemos el hecho á que se debió semejante consagración, que no es otro que el
siguiente. Al regresar Sesostris de una de sus expediciones guerreras, el gobernador que