Page 228 - Egipto Tomo 1
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216 MEMPHIS. LAS PIRAMIDES
no está reñido con aquella disposición. En otros sitios podemos contemplar la sementera en la
cual se emplean rebaños de cabras que paseando el campo humedecido entierran la semilla
la siega de las mieses por medio de pequeñas hoces: el atar de las gavillas y su traslación á la
granja á la espalda de los jumentos, y hasta la operación de espigar, que nos trae á la memo-
ria el precioso idilio del libro de Ruth , de la propia suerte que otro cuadro que representa un
hato de vacas pasando á nado una charca , retrae á nuestra memoria el sueño del faraón tan
hábilmente interpretado por Josef. La vista de un hipopótamo que se vé en un cuadro que
representa una cacería, existente en la tumba de Ti, nos hizo pensar en el behemot del libro
de Job. del cual se lee: «como cañas de bronce son sus huesos,» y también:
Es obra maestra del dios fuerte.
Presumes jugar con él cual si fuera un pájaro?
En tanto que para él producen hierba los montes,
Y todas las bestias del campo allí retozan,
Él duerme á la sombra, en lo retirado del cañaveral,
Y debajo de los sauces del arroyo.
See;un dejamos indicado, uno de los cuadros de la mastaba que nos ocupa, cuyos colores
se han conservado en gran parte, representa al noble Ti dando caza al hipopótamo. El señor
tiene doble talla que las gentes que le acompañan, y permanece de pié en el barco,
apoyándose en su bastón : en derredor se ve un espeso matorral de papiros en el cual anidan
numerosos pájaros: en las aguas están sosteniendo fiero combate un cocodulo y un
hipopótamo: pero el señor tiene puestos sus cinco sentidos en otro tal, de formas) desme-
suradas, del cual han conseguido apoderarse sus gentes por medio de robustas cuerdas, al
paso que los diestros cazadores lo acribillan á fuerza de hincarle jabalinas. El agua pulula
de peces y crustáceos y es por demás abundante el producto obtenido por la pesca hecha con
con el arpón. Los peces en cuanto se salta á tierra son abiertos y después de
redes y
limpiados se les sala. y se hacen secar.
Pero los nobles no se contentaban con cazar sobre la superficie de los lagos, sino que
tenían sus monterías , como nos lo indican las pinturas de la mastaba de Ptahhotep , en las
cuales vemos representado al señor con estatura extraordinaria, y delante de él una serie de
diversiones, entre los cuales se
cuadros que nos dan testimonio de todos sus pasatiempos y
distinguen los ejercicios gimnásticos, las luchas de atletas, y cierto juego que se ejecutaba
con los dedos, llamado murrci, y que se encuentra todavía en la mayor parte de los pueblos
del Mediterráneo h
numerosas eran las especies á las cuales perseguía acompañado poi su^
Variadas y
cazadores. Aquí le vemos apoderándose de los antílopes por medio del lazo: allí bien
adiestrados galgos, debidamente atraillados, se precipitan sobre las gacelas. Hasta se ve
representada la vida doméstica de las bestias feroces, tales como la pantera y el chacal. Un
t En efecto en Cataluña, y más en Italia, la gente de mar y los soldados juegan aún el antiquísimo juego de la murro, (morra). ¿Viene de
él la palabra murri usada en Cataluña, equivalente á bribón, mal educado? En tal caso, en sentido recto, expresaría juga or e murro..