Page 240 - Egipto Tomo 1
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              cavidades circulares practicadas en el suelo de dichos miradores, se colocan las goullehs 1
              (alcarrazas) fabricadas de tierra porosa que se emplean para refrescar el agua. Tales callejas,
              verdaderamente orientales, tan estrechas que á duras penas cogen dos jinetes de frente,
              ofrecen constantemente al cairota, una som-
              bra y una  frescura, que  se  las hace más
              gratas, y con razón, que las espaciosas calles
              de los barrios modernos.
                Continuando nuestro paseo  al  través de
              una de las principales arterias de la ciudad, al
              pasar ante la elevada puerta de una mezquita,
              observamos un grupo de musulmanes que se
              separaron cortesmente para dejar paso á cier-
              tos  frailes franciscanos que según  parece,
              estaban celebrando consejo junto á la casa de
              Alá. Más adelante desembocamos en una callv
              más espaciosa, en la cual pululan hombres,
              caballerías y carruajes: aquellos charlan ó se
              llaman  : óyese continuamente  el rebuzno de
              los jumentos ó el ronquido de los camellos;
              pero jamás hiere el oido el fragoroso estrépito
              producido por  el rodar de los carruajes, ya
                                                VENTANAS PROVISTAS DE MASCHREBIGEH
             que, á diferencia de lo que se observa en las
             ciudades europeas,  las calles, muy regadas siempre, carecen de empedrado. Tras penosos
             esfuerzos hemos logrado abrirnos paso entre la apiñada muchedumbre, y nos encontramos en
                                 solitaria, circuida de casas semi—arruinadas , encima de las
             medio de una. plaza desierta y
             cuales revolotea una bandada de avestruces, en tanto que enjambres de perros dispútanse
                                        piltrafas. Cubren el suelo montones de escombros
                                  huesos y
                                   estiércol sobre los cuales á duras penas crece la hierba,
                                  y
                                  v á dos pasos , detrás de una pared de cerca, crecen lozanas
                                  las plantas de todas las latitudes, hermoseando el frondoso
                                  jardin de un vecino acomodado. Delante de la puerta del
                                  parque, un eunuco jinete en arrogante corcel, riquísima-
                   perros callejeros  mente enjaezado,  dirige torva mirada á unas hermosas
                                     riéndose á carcajadas, pasan á escape en su carroza
             europeas, que descubierto el rostro y
             de Viena, precedida del indispensable andarín que abre paso á los caballos á través de la
             muchedumbre, hasta tanto que se detienen delante de un magnífico almacén, en cuyos
                                              caprichoso han inventado las capitales
             escaparates se halla reunido cuanto más moderno y
                                      precisamente delante de aquel, un árabe, arrastrando
             de Europa para el adorno de la mujer: y
              *  De goullehs, galledas, eat;?
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