Page 246 - Egipto Tomo 1
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EL CAIRO 233
mandó á todas las demás que le hicieran presente de las galas de vegetación que constituían
su más preciado adorno. El Mokattam desprendióse, pues, de toda su verdura en beneficio
de Sion, debiéndose á esto el nombre que lleva, toda vez que Mokattam proviene de una
palabra árabe que significa separar.
En los tiempos en que Memphis se hallaba en todo su esplendor
, al lado allá del Xilo,
delante de las pirámides, sólo existían algunas insignificantísimas aldeas, una de las cuales
situada al sud, hallábase cerca de las inmensas canteras de que se sacaban los materiales
de construcción para los edificios de la antigua residencia de los faraones. Designábanla
los egipcios con el nombre de Ta—roue, del cual, según dejamos dicho, formaron los griegos
el de Troya, componiendo al efecto una de aquellas leyendas á que eran tan aficionados,
fundada en el hecho de hallarse en ella establecidos muchos prisioneros de guerra, que se
dedicaban al oficio de canteros, y consistente en que eran estos los descendientes de los
prisioneros tróvanos que allí condujera Menelao, con la rescatada Elena después de la toma
de Ilion. Otra había, llamada Babilonia, que habiendo crecido más adelante, vino á constituir
la parte más antigua del Cairo, debiendo su origen, según se decía, á los babilonios
conducidos á Egipto por Cambises. De esta volveremos á hablar más adelante. Finalmente,
existia una tercera, indudablemente la de mayor importancia, que había alcanzado notable
desarrollo en una época muy remota, distinguiéndose con el nombre de ciudad del Sol,
Heliópolis. Su situación era al nordeste del Cairo actual, habiendo alcanzado gran
nombradla en aquellas remotas edades por la cultura de sus habitantes. Xo hay quien
se crea dispensado de visitar el lugar donde existió, con el fin de contemplar tres objetos
que en el mismo existen : un árbol frondosísimo ; una piedra y una fuente , que con ofrecer
muy poco de notable á primera vista, repúlanse sin embargo por una de las maravillas
de Egipto; pero áun prescindiendo de esto, difícilmente puede proporcionarse más ameno
pasatiempo que el resultante de una excursión á dicho sitio, en carruaje ó á caballo, en las
primeras horas de la mañana, ó en las postreras de la tarde, cuando el sol ha desaparecido
tras las densas gasas del crepúsculo.
En cuanto se han dejado á la espalda las últimas casas de la ciudad y se ha traspuesto el
canal que lleva el nombre de Khalig, ofrécese á las miradas del espectador la imponente
masa del Abbasijeh con sus cuarteles, su observatorio astronómico y su escuela militar,
distinguiéndose á la derecha el hipódromo, flanqueado de amplias tribunas de madera,
en el cual, en el mes de Enero, tienen lugar las carreras hípicas. Luchan en ellas los
caballos ingleses con los árabes; pero como las carreras duran sólo algunos minutos,
resultan casi siempre vencedores los primeros: de seguro no alcanzarían el triunfo de ser
aquellas más prolongadas, puesto que el corcel africano es más vigoroso y resistente. Xi
puede achacarse tampoco á los jockevs, que negros ó blancos montan como centauros;
pero el jockey inglés, de baja estatura, mira siempre con desden á su rival atezado de
formas enjutas y generalmente mal nutrido. Xo hay en el Cairo clase alguna como la de los
cocheros y palafreneros, en la cual sean más vivos los odios de raza; y es que el árabe
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