Page 371 - Egipto Tomo 1
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              distintas, revelaban el extremo á que había llegado el refinamiento del lujo en la suntuosa
              corte de los fatimitas. Ya se comprende que no podían quedar atrás los placeres de la mesa,
              y para convencerse de  ello bastará sentar que con frecuencia inspiraron á los poetas, y
              que en las relaciones hechas por antiguos viajeros se hace especial mención del número
              de cocinas que funcionaban al aire libre, y de los que con su horno portátil iban de acá
              para allá, fijándose en la primer esquina que hallaban al paso.
                Así Sebastian Frank  se  expresa en  estos  términos: «También  existen  allí quince
              »mil cocinas comunes en las
              » cuales se preparan diaria-
              » mente muchas suertes de
              >> manjares cocidos y asados;
              »pues los habitantes guisan
              »muv poco en sus casas, por
              »cuyo motivo los que se de-
              » dican al oficio de cocineros
              »van de aquí para allá con
              »un aparato que llevan en la
              » cabeza en cuyo centro hay
                       y en derredor
              »un hornillo
              » diferentes manjares ya pre—
              » parados, y los que quieren
              » comerlos no tienen más que
              » bajar á la calle, donde por
              »poco dinero y según su
              » gusto,  el que ha dispuesto
              »el guiso, les proporciona lo
              »que han menester  1 .»  Al
              presente se ven aún nume-
              rosos figones enV..UL xas esquí—
                         las
              ñas i,  y recorren las calles de
                                              ESPOSA DEL JEQUE DE KOECHE
              la ciudad numerosos vende-
              dores de comestibles. Un historiador del tiempo de Saladino  sienta que  seria menester
              un libro muy voluminoso para consignar una por una  las golosinas que en Egipto  se
              confeccionaban  : pudiendo formarse idea de la manera como vivían los príncipes y magnates
              de aquella época, por la fórmula que da menudamente de un cierto pastel al cual según
              parece eran bastante aficionados. Para ello empezaban por tomar treinta libras de flor de
              harina que amasaban con cinco  libras y media de  aceite de sésamo: hecha  la masa,
               1 Xo sabemos lo que hoy acontece; pero no hace todavía muchos años que en Valencia acontecía algo 4 esto parecido, va que en la
              inmensa mayoría de las casas no se guisaba, llevándose al horno los platos que la familia debía consumir. — V.
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