Page 432 - Egipto Tomo 1
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EL CAIRO                    347
                                 músico, conquistó merecida fama entre sus contemporáneos;
              Siria, v como orador, poeta y
              pero la posteridad, que juzga más fríamente, aún reconociendo sus grandes condiciones, no
              puede librarle de la mancha de hipócrita, cruel y  codicioso. Viajeros musulmanes entusiastas
              han dicho de su mezquita que es «una rica colección de bellezas arquitectónicas,» no faltando
              quienes, dejándose arrebatar por el entusiasmo del momento, no han tenido inconveniente en
              añadir que «la solidez de las columnas revela perfectamente en su fundador el príncipe de los






























                             NICHO EE LAS ORACIONES EN LA MEZQUITA DEL SULTAN MU’AIJAD
              » reyes de su tiempo; que comparado con este edificio, es cosa de pequeño valor el trono de
              » Belkis (este es  el nombre que dan los musulmanes á la reina de Sabá); y que apénas
              » merece mencionarse  el antiguo palacio de los reyes de Persia,  objeto de tantas y tan
              » hiperbólicas alabanzas.» La verdad es que tres años después de  la muerte de Muaijad
              advirtióse que uno de los alminares se había inclinado, amenazando ruina, y con este motivo
              se celebró una junta de arquitectos que, teniendo en cuenta que por efecto de semejante
              inclinación, habíanse desprendido algunas  piedras que causaron  la muerte á diferentes
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