Page 432 - Egipto Tomo 1
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músico, conquistó merecida fama entre sus contemporáneos;
Siria, v como orador, poeta y
pero la posteridad, que juzga más fríamente, aún reconociendo sus grandes condiciones, no
puede librarle de la mancha de hipócrita, cruel y codicioso. Viajeros musulmanes entusiastas
han dicho de su mezquita que es «una rica colección de bellezas arquitectónicas,» no faltando
quienes, dejándose arrebatar por el entusiasmo del momento, no han tenido inconveniente en
añadir que «la solidez de las columnas revela perfectamente en su fundador el príncipe de los
NICHO EE LAS ORACIONES EN LA MEZQUITA DEL SULTAN MU’AIJAD
» reyes de su tiempo; que comparado con este edificio, es cosa de pequeño valor el trono de
» Belkis (este es el nombre que dan los musulmanes á la reina de Sabá); y que apénas
» merece mencionarse el antiguo palacio de los reyes de Persia, objeto de tantas y tan
» hiperbólicas alabanzas.» La verdad es que tres años después de la muerte de Muaijad
advirtióse que uno de los alminares se había inclinado, amenazando ruina, y con este motivo
se celebró una junta de arquitectos que, teniendo en cuenta que por efecto de semejante
inclinación, habíanse desprendido algunas piedras que causaron la muerte á diferentes