Page 11 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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El origen autóctono del sufismo , según Massignon  7
        ritualidad en el islam con caracteres estrechamente análogos a los de
        la cristiana. Los otros problemas—el de la posibilidad y el de la cau-
        sa—son de  tal trascendencia, que deben, a mi juicio, ser discutidos
        previamente. Por eso, adelantándonos a los hechos demostrados en las
        páginas de este libro, hemos creído útil esbozar en esta introducción
        las ideas principales que a dichos problemas atañen.
          2.  Primero, el problema de los orígenes de la espiritualidad islá-
       mica. Partamos de los hechos que suponemos ya demostrados: exis-
        ten analogías y hasta identidades de doctrina y vida, ascética y místi-
       ca, entre el islam y el cristianismo. ¿Cómo explicarlas? Debe desechar-
       se, ante todo, la hipótesis (explicativa de estas analogías) que se basa
       en la mera coincidencia casual, pues se trata de analogías tan típicas
       y tantas en número, que no pueden haber nacido de la sola identidad
        de ideas y sentimientos religiosos, comunes al fondo de la psicología
       humana.
          Massignon las explica por evolución autóctona de ciertos gérme-
       nes ascéticos y místicos del Alcorán:  los sufíes, meditando  el Alco-
       rán, los desarrollaron y vivieron, construyendo así poco a poco una
       doctrina y un método de vida que ofrecen grandes analogías con las
       respectivas doctrina y vida del ascetismo y mística cristianos (1).
          Hay en esta hipótesis de Massignon su parte de verdad, pues el
       Alcorán encierra ideas bíblicas y aun típicamente cristianas; pero no
       basta para explicar tantas y tan estrechas analogías. El Alcorán es la
       doctrina de Mahoma; pero la vida de éste no puede ser tomada como
       modelo de perfección ascética y mística: un profeta que fué rey, po-
       lígamo y guerrero, es decir, un fundador de religión que, a pesar de
       las ideas cristianas y mosaicas de su Alcorán, vivió sin refrenar la
       ambición de los honores, la concupiscencia de la carne y los estímulos
       de la ira, no pudo invitar con su ejemplo vivo a la práctica de las vir-
       tudes en que se cifra la perfección ascética y mística, a saber: po-

         (1)  Cfr. Louis Massignon, Essai sur  l'origine du lexique technique de la
       mystiquc musulmanc (París, Geuthner, 1922), cap.  I,  II,  III.
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