Page 286 - Los gusanos de la tierra y otros relatos de horror sobrenatural
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—Yo sí miré —dijo el americano, sombrío—. Ojalá no lo hubiera hecho;

               sé que soñaré con ello el resto de mi vida. Sólo pude echar un vistazo; no
               podría  describirlo  como  un  hombre  describe  una  cosa  de  este  mundo.  Que
               Dios me ayude, no era una cosa de este mundo ni una cosa que perteneciera al
               reino  de  la  cordura.  La  humanidad  no  ha  sido  la  primera  propietaria  de  la

               Tierra; hubo Seres aquí antes de su llegada… y ahora hay supervivientes de
               épocas  espantosamente  antiguas.  Puede  que  hoy  en  día  haya  esferas  de
               dimensiones alienígenas que tocan sin ser vistas este universo material. Los
               hechiceros llaman a diablos dormidos antaño y los controlan con magia. No

               es  irracional  suponer  que  un  mago  asirio  pudiera  invocar  un  demonio
               elemental salido de la tierra para vengarle y para proteger algo que debió de
               haber salido del Infierno incluso antes.
                    »Intentaré  contarte  lo  que  llegué  a  atisbar;  después,  no  volveremos  a

               hablar  de  ello  jamás.  Era  gigantesco,  negro  y  sombrío;  era  una  inmensa
               monstruosidad  que  caminaba  erguida  como  un  hombre,  pero  era  también
               como un sapo, y tenía alas y tentáculos. Sólo vi su espalda; si la hubiera visto
               por delante, si hubiera visto su cara, no me cabe duda de que habría perdido el

               juicio. El viejo árabe tenía razón; ¡que Dios nos ayude, era el monstruo que
               Xuthltán convocó de las oscuras cavernas de la tierra para proteger el Fuego
               de Asurbanipal!













































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