Page 317 - Fantasmas
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Joe HiLL



            —A llí no  estarías  a salvo.  La gente  de la baraja te encon-
       traría —dijo en  un tono  alegre, y quizá demasiado  esquivo.
            Miré  al techo  del coche.
            —Vale.
            Seguimos  circulando  en  silencio.
            —¿Por qué vienen  por mí? —pregunté,  aunque  para  en-
       tonces  estaba  harto del juego, no  quería seguir con  él.
            —Es  porque  hemos  tenido  muchísima  suerte,  nadie  de-
       bería  ser  tan  afortunado  como  nosotros,  ellos  no  lo soportan.
       Pero si consiguen atraparte,  entonces  estaríamos  empatados.  No
       importa la suerte  que hayas tenido  en  la vida; si pierdes un  hi-
      jo se  acabaron  los buenos  tiempos.
            Éramos  afortunados,  cierto,  quizá incluso  muy  afortu-
       nados,  y no  era  simplemente  que  tuviéramos  dinero,  como
       el resto  de los miembros  de nuestra  numerosa  familia  de inú-
      tiles  que  vivían  de las rentas.  Mi padre tenía  más  tiempo  pa-
      ra  mí que los otros  padres.  Se marchaba  a trabajar después de
      que  yo me  hubiera  ido al colegio,  y por lo general  ya estaba
      en  casa  cuando  yo volvía,  y si no  tenía  otra  cosa  más  impor-
      tante  que  hacer,  solíamos  ir a jugar unos  hoyos  al campo  de
      golf. Mi madre  era  guapa,  todavía  joven, treinta  y cinco  años,
      y tenía un  instinto  natural  para las travesuras  que la hacía ex-
      tremadamente  popular entre  mis  amigos.  Yo sospechaba  que
      muchos  de ellos, incluido  Luke  Redhill,  se  habían  masturba-
      do más  de una  vez  pensando  en  ella, y en  gran  medida  la atrac-
      ción que sentían  hacia ella explicaba su  interés  por ser  amigos
      míos.
            —¿Y por qué es  seguro  Big Cat  Lake?  —pregunté.
            —¿Quién  ha dicho  que lo sea?
            —+Entonces,  ¿por  qué vamos?
            Se dio la vuelta.
            —Para  disfrutar  encendiendo  la chimenea,  dormir  hasta
      tarde,  desayunar  pastelillos  y pasarnos  la mañana  en  pijama.




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