Page 14 - Ominosus: una recopilación lovecraftiana
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A  Harding,  la  perfección  del  amanecer  se  le  antoja  simbólica.  Le  ha

               costado cinco años llegar hasta allí; cinco años, o más bien toda su vida desde
               la Guerra. Las rocas bañadas por el mar en la lejana costa de Maine son el
               hábitat  de  una  serie  de  pintorescas  criaturas.  Es  una  oportunidad,  un
               ecosistema  marítimo  muy  poco  estudiado.  Esto  se  debe  en  parte  al  difícil

               acceso y en parte al peligro inherente por contacto directo con su morador
               más  excepcional  y  espectacular:  el  Oracupoda  horribilis,  conocido  como
               «shoggoth común del oleaje».
                    A  diferencia  de  lo  que  parece  indicar  este  último  nombre,  ni  es  una

               especie común, ni tiene tendencia a dejarse ver entre las olas. Es más, el O.
               horribilis nunca sale fuera del agua salvo a finales del otoño. Los autores que
               los  mencionan  especulan  que  los  shoggoths  se  encaraman  a  remotas  rocas
               frente a la costa para florecer y reproducirse.

                    La  reproducción  ciertamente  es  una  posibilidad,  pero  Harding  no  está
               seguro de que sea la respuesta correcta. Independientemente de lo que estén
               haciendo, se encuentran en un estado aletargado e insensible. Mientras no se
               desgarre  su  tegumento  y  no  liberen  el  ácido  digestivo  gelatinoso  que

               contienen en su interior, uno se les puede acercar sin peligro.
                    Un espécimen adulto de O. horribilis, que mide entre cuatro y seis metros
               de diámetro y pesa aproximadamente unas ocho toneladas, es el más grande
               de  los  shoggoths  modernos.  Sin  embargo,  el  registro  de  fósiles,  aunque

               incompleto,  da  a  entender  que  el  shoggoth  prehistórico  era  una  criatura
               mucho  más  grande.  Aunque  solo  se  han  hallado  dos  moldes  de  huellas
               fosilizadas  de  un  shoggoth  prehistórico,  el  ejemplar  más  antiguo  data  del
               período  Precámbrico.  El  tamaño  de  ese  único  espécimen  prehistórico,

               perteneciente  a  una  especie  denominada  provisionalmente  Oracupoda
               antediluvius, deja entrever que el tamaño del animal era el triple del moderno
               O. horribilis.
                    Y  este  espectacular  fósil  viviente,  el  shoggoth  común  del  oleaje  o

               shoggoth enjoyado, es la mitad de grande que la única otra especie conocida,
               el shoggoth negro del Adriático, O. dermadentata, que es aún menos habitual
               y está mucho menos extendido.
                    —Ahí —dice Harding, señalando un afloramiento de roca.

                    El shoggoth, o los shoggoths —a esta distancia es imposible saber si se
               trata de un solo individuo enorme o de varios medianos que se han fusionado
               —, que hay sobre las rocas que tienen delante brillan como dulces de gelatina.
               El pescador vacila, pero deja escapar un largo suspiro casi inaudible y acerca

               el Bluebird. Harding se inclina hacia delante en busca de alguna intersección,




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