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Ben había pisoteado. Le alegró saber que iban en la dirección correcta, pero aun
así prefería no ver esos restos.
--¡Beverly! -gritó Ben-. ¡Beverly!
--Por aquí...
Su exclamación sonó débil, casi perdida en el incesante rugir del agua.
Avanzaron en la oscuridad, llamándola sin pausa para orientarse.
Cuando al fin la encontraron, Bill le preguntó si le quedaban cerillas. Ella le
entregó una cajita medio vacía. A la luz de una, las caras surgieron a una realidad
fantasmal: Ben rodeaba con un brazo a Richie, que se mantenía medio encorvado
y sangrando por la sien derecha; Beverly, con la cabeza de Eddie apoyada en el
regazo. Después giró hacia el otro lado. Audra yacía acurrucada en las lajas, con
las piernas abiertas y la cara vuelta. Las telarañas que la habían cubierto se
habían derretido casi por completo.
Bill dejó caer la cerilla, que ya le quemaba los dedos. La oscuridad le hizo
calcular mal la distancia; tropezó con el cuerpo de su esposa y estuvo a punto de
caer.
--¡Audra! Audra, ¿me oyes?
Le pasó un brazo bajo la espalda y la incorporó. Pasó una mano bajo la
cabellera para buscarle el pulso en el cuello. Allí estaba; un latido lento, regular.
Encendió otra y vio que sus pupilas se contraían. Pero era un reflejo involuntario;
la fijeza de su mirada no cambió ni siquiera cuando le acercó la cerilla a la cara.
Estaba viva, pero no respondía. A qué engañarse: estaba catatónica.
La segunda cerilla le quemó los dedos. Bill la apagó sacudiéndola.
--Bill, no me gusta cómo- suena el agua -dijo Ben-. Creo que nos conviene salir
de aquí.
--¿Y cómo saldremos sin Eddie? -murmuró Richie.
--Podemos conseguirlo -aseguró Beverly-. Ben tiene razón, Bill. Tenemos que
salir.
--Llevaré a Audra.
--Por supuesto. Pero tenemos que salir ahora mismo.
--¿Por dónde?
--Tú sabrás -dijo Beverly-. Tú mataste a "Eso". Has de saberlo, Bill.
Bill levantó a Audra tal como había levantado a Richie y siguió a los otros. Le
resultaba escalofriante llevarla así en sus brazos; parecía una muñeca de cera.
--¿Por dónde, Bill? -preguntó Ben.
--N-n-no lo sé...
("Tú sabrás. Tú mataste a "Eso". Has de saberlo")
--Bueno, v-v-vamos -dijo Bill-. A ver si encontramos la salida. Beverly, t-t-toma
esto.
Le entregó las cerillas.
--¿Y qué hacemos con Eddie? -preguntó ella-. Tenemos que sacarlo.
--¿C-c-cómo? -preguntó Bill-. Esto... se está viviniendo ab-abajo.
--Tenemos que sacarlo de aquí, tío -apoyó Richie-. Vamos, Ben.
Entre ambos lograron levantar el cuerpo, de Eddie. Beverly les alumbró el
camino hasta la puertecita. Bill salió con Audra. Richie y Ben pasaron a Eddie.
--Bájalo -dijo Beverly-. Puede quedarse aquí.