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--¡"Sí! -gritó Bill, sofocado, ahogándose-. ¡Sí! ¡Prueba esto, hija de perra"!
¡"pruébalo! ¿Te gusta? ¿Te Gusta"?
Cruzó los dedos sobre la membrana palpitante del corazón, con las palmas
abiertas en una V invertida... y las juntó con toda la fuerza que pudo reunir.
Hubo un último chillido de dolor y miedo al estallar el corazón entre sus manos,
chorreándole entre los dedos en hebras temblorosas.
"Wac-wac-wac-wa".
El chillido se fue borrando, languideciendo. Bill sintió que el cuerpo de "Eso" se
ceñía súbitamente, como un guante de goma. De pronto todo se aflojó. Cobró
conciencia de que el cuerpo se inclinaba poco a poco, hacia un lado. Al mismo
tiempo empezó a pujar hacia atrás, casi desfalleciente.
La araña cayó de lado: un enorme bulto de carne alienígena, humeante; sus
patas aún se sacudían rozando los lados del túnel y el suelo en sus últimos
estertores.
Bill se alejó, tambaleante, aspirando profundamente y escupiendo en un
esfuerzo por quitarse de la boca ese gusto horrible. Trastabilló y cayó de rodillas.
Con toda claridad, oyó la voz del "Otro"; aunque la Tortuga hubiera muerto,
"Aquello" que le había dado origen aún vivía.
--"Lo has hecho muy bien, hijo".
Y desapareció. El poder se fue con él. Bill se sintió débil y al borde de la
demencia. Miró sobre el hombro y vio la pesadilla agonizante: la araña aún se
estremecía.
--¡Richie! -gritó con voz áspera y quebrada-. ¡Richie! ¿Dónde estás?
No hubo respuesta.
La luz había desaparecido. Había muerto con la araña. Buscó en el bolsillo de su
empapada camisa y sacó la última caja de cerillas. No serviría de nada: las
cabezas estaban empapadas en sangre.
--¡Richie! -aulló otra vez, sollozando.
Se arrastró, tanteando con las manos en la oscuridad. Por fin, dio con algo que
cedió flojamente al contacto. Las manos de Bill se abalanzaron sobre aquello... y
se detuvieron al tocar la cara de Richie.
--¡Richie! ¡Richie!
Aun entonces no hubo respuesta. Bill, forcejeando en la oscuridad, lo cogió en
brazos y se levantó a duras penas. Luego volvió sobre sus pasos, llevando a
Richie en vilo.
3. Derry, 10.00/10.15.
A las diez de la mañana, la incesante vibración que corría por las calles del
centro aumentó hasta convertirse en un rugido resonante. El "Derry News"
publicaría que los soportes del sector subterráneo del canal, debilitados por el
violento ataque de aquella inundación masiva, se habían derrumbado, Sin
embargo, hubo quienes disintieron de esa opinión. "Yo lo sé porque estaba allí -
diría Harold Gardener a su mujer-. No es que los soportes del canal se hayan
derrumbado. Fue un "terremoto", ni más ni menos. Fue un verdadero terremoto,
joder."