Page 210 - La sangre manda
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sentiría  miedo.  Tal  vez  querría  cerrárselos  antes  de  que  vieran  más  de  la

               cuenta.
                    —Mi trabajo consiste en ver más allá de todas las variaciones y fijarme en
               las similitudes. Ese es el auténtico don, y lo que pongo en mis retratos. Es lo
               que puse en mis primeros retratos de ese individuo. Mira.

                    Del bolsillo lateral de la silla extrae una carpeta pequeña y se la entrega.
               Contiene media docena de hojas de fino papel de dibujo, quebradizo por el
               paso del tiempo. Cada una muestra una versión de Charles Ondowsky, alias
               Chet. No presentan tanto detalle como su galería de maleantes del pasillo de

               la  entrada,  pero  siguen  siendo  extraordinarias.  En  las  tres  primeras,  Holly
               tiene ante sí a Paul Freeman, Dave van Pelt y Jim Avery.
                    —¿Los dibujaste de memoria? —pregunta.
                    —Sí —responde Dan. De nuevo sin jactarse, solo expresando una realidad

               —. Esos tres primeros los dibujé poco después de ver a Avery. El verano del
               año 67. He hecho copias, pero esos son los originales.
                    —Recuerda  la  cronología,  Holly  —interviene  Brad—.  El  abuelo  vio  a
               esos hombres en televisión antes de que existiera la grabadora de vídeo, el

               DVD  o  internet.  Un  observador  corriente  ve  lo  que  ve  y  acto  seguido  la
               imagen desaparece. Él tuvo que confiar en la memoria.
                    —¿Y estos otros?
                    Holly despliega los otros tres como una mano de cartas. Rostros con el

               nacimiento  del  pelo  distinto,  los  ojos  y  la  boca  distintos,  las  facciones
               distintas,  edades  distintas.  Todos  modelos  distintos  a  partir  de  la  misma
               plantilla. Todos Ondowsky. Ella lo ve, porque ha visto el elefante. El hecho
               de que Dan Bell lo viera en su día es asombroso. Una genialidad, de hecho.

                    Él señala los dibujos que ella sostiene, uno tras otro.
                    —Ese es Reginald Holder. Informó desde Westfield, New Jersey, después
               de  que  John  List  matara  a  toda  su  familia.  Entrevistó  a  amigos  y  vecinos
               sollozantes.  El  siguiente  es  Harry  Vail,  informando  desde  Fullerton,

               California,  después  de  que  un  empleado  de  la  limpieza  llamado  Edward
               Allaway matara a tiros a seis personas. Vail estaba ya en el lugar del crimen,
               entrevistando  a  los  supervivientes,  antes  de  que  la  sangre  se  secara.  El
               último…, su nombre no me viene a la memoria…

                    —Fred  Liebermanenbach  —apunta  Brad—.  Corresponsal  de  la  WLS,
               Chicago.  Cubrió  los  envenenamientos  por  Tylenol  en  1982.  Murieron  siete
               personas.  Habló  con  los  parientes  afligidos.  Tengo  todos  esos  vídeos,  si
               quieres verlos.







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