Page 218 - La sangre manda
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descompuesta  o  de  los  buitres  que  viven  de  los  animales  muertos  en  la

               carretera.
                    «Los  coyotes  y  las  hienas  también  viven  así»,  ha  dicho  Brad.  «Son  el
               servicio de limpieza del reino animal. ¿De verdad somos nosotros mejores?
               ¿No aminora la gente en la autopista para echar un buen vistazo cuando ha

               habido un accidente? También esas son víctimas de la carretera».
                    He  contestado  que  yo  siempre  apartaba  la  vista.  Y  pronunciaba  una
               oración para que las personas implicadas en el accidente estuvieran bien.
                    Ha dicho que, de ser cierto, yo era una excepción. Que a la mayoría de la

               gente le gusta el dolor, siempre y cuando no sea el propio.
                    «Supongo que tampoco ves películas de terror, ¿no?», ha añadido luego.
                    Pues sí las veo, Ralph, pero esas películas son ficción. Cuando el director
               dice «corten», la chica a la que Jason o Freddy había degollado se levanta y

               coge una taza de café. Aun así, puede que después de esto…
                    [Pausa.]
                    Dejémoslo,  ahora  no  tengo  tiempo  para  divagaciones.  Brad  ha  dicho:
               «Aparte, están las noticias. Por cada vídeo de una matanza o una catástrofe

               que mi abuelo y yo hemos reunido, hay cientos más. Quizá miles. La sangre
               vende, dicen en el mundillo de la prensa. La sangre manda. Por eso las malas
               noticias  son  las  que  más  interesan  a  la  gente.  Asesinatos.  Explosiones.
               Accidentes  de  tráfico.  Terremotos.  Maremotos.  A  la  gente  le  gustan  esas

               cosas, y le gustan incluso más cuando hay vídeos grabados con móviles. Las
               imágenes  de  las  cámaras  de  seguridad  de  la  discoteca  Pulse,  cuando  Omar
               Mateen  seguía  en  pleno  delirio  de  violencia,  tienen  millones  de
               visualizaciones. Millones».

                    Ha dicho que, en opinión del señor Bell, esa extraña criatura simplemente
               hacía lo mismo que toda la gente que ve las noticias: disfrutar de la tragedia.
               Solo  que  él  tenía  la  suerte  de  vivir  más  al  hacerlo.  El  señor  Bell  se
               conformaba con observar y maravillarse, casi como un seguidor. Hasta que

               vio la instantánea del autor del atentado obtenida por la cámara de seguridad.
               Tiene mucha memoria para las caras, y sabía que había visto una versión de
               esa cara en algún acto violento, no hacía mucho. Brad tardó menos de una
               hora en vincularlo con Philip Hannigan.

                    «He encontrado al autor del atentado en la escuela Macready otras tres
               veces  hasta  el  momento»,  ha  dicho  Brad,  y  me  ha  enseñado  fotos  de  ese
               hombre con cara de zorro (todas distintas pero debajo se adivinaba siempre a
               George) informando en tres sitios diferentes. El huracán Katrina en 2005. Los







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