Page 247 - MITOS GRIEGOS e historiografía antigua
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     Una fábula que pierde su esencia popular se convierte en una sátira
     política, en un toreo de salón, en un recreo intelectual.
        A propósito de la brevedad formal de las fábulas, cabe preguntarse:
     ¿son éstas la condensación articulada de un tema general (arquetípico)
     vigente en la tradición oral anónima?, o, al contrario, ¿son la dramati-
     zación más o menos extensa de una idea primaria, por ejemplo, esfuer­
     zo, engaño, complicidad, etc. presente en ese mismo medio?
        Ambas opciones presuponen al menos una narración larvada, po­
     tencial, previa a este momento en que se fija el texto. En cada fábula
     por separado y aisladamente hay una primacía de la función (segmen­
     tos de acción) sobre los personajes, tal como veía Propp a propósito del
     cuento. La habitual brevedad de la composición fabulística lleva a pen­
     sar que es una condensación de la realidad, o más exactamente una
     secuencia de realidades opuestas que se explican unas con otras, con
     independencia de su signo y de su categoría moral, por otra parte siem­
     pre subjetivas.
        La brevedad de la fábula delata, además,  la falta de  libertad del
     fabulista que ha de someterse a su forma. Pero un análisis serial de las
     fábulas demuestra el efecto contrario: que, en el conjunto, los persona­
     jes se sobreponen a la función, de modo que se puede encontrar una
     docena o más de fábulas que hablen sobre el mismo tema, matizado, en
     boca de distintos protagonistas. El método nuevamente está negando la
     libertad expresiva de la hipotética tradición popular oral que la precede.
        La esencia de la fabulación es la parodia de una realidad social total­
     mente ajena, antagonista, del medio donde ésta surge como reacción
     moral a través de la palabra, oral (no-intelectualizada), contra algún
     tipo de coerción entendida como injusticia por aquéllos que en la fábu­
     las aparecen como víctimas. Y lo que Fedro verdaderamente evidencia
     y transmite es sobre todo el temor al cambio, ya expresado en otras
     fábulas:17 hay que conformarse con lo que uno tiene antes que intentar
     salir de una situación desesperada en cuya empresa el insolente o insu­
     miso podría perecer. Así planteado no hay una alternativa real para que
     el explotado deje de estarlo.

     17 Por ejemplo, I, 2 Ranae regem petentes, también alude a Sejano según A. Hausrath, «Zur
        Arbeitweise des Phaedrus», Hermes 1936, 76 ss. En contra F. Rodríguez Adrados, «Las
        ranas pidiendo rey. Origen y evolución de una fábula política», Emérita 52,1984,25-32,
        que insiste en sus viejas argumentaciones, Id., Historia de la Fábula Greco-Latina, I,
        Madrid 1979,574.
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