Page 247 - MITOS GRIEGOS e historiografía antigua
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264 S. P erea Y ébenes
Una fábula que pierde su esencia popular se convierte en una sátira
política, en un toreo de salón, en un recreo intelectual.
A propósito de la brevedad formal de las fábulas, cabe preguntarse:
¿son éstas la condensación articulada de un tema general (arquetípico)
vigente en la tradición oral anónima?, o, al contrario, ¿son la dramati-
zación más o menos extensa de una idea primaria, por ejemplo, esfuer
zo, engaño, complicidad, etc. presente en ese mismo medio?
Ambas opciones presuponen al menos una narración larvada, po
tencial, previa a este momento en que se fija el texto. En cada fábula
por separado y aisladamente hay una primacía de la función (segmen
tos de acción) sobre los personajes, tal como veía Propp a propósito del
cuento. La habitual brevedad de la composición fabulística lleva a pen
sar que es una condensación de la realidad, o más exactamente una
secuencia de realidades opuestas que se explican unas con otras, con
independencia de su signo y de su categoría moral, por otra parte siem
pre subjetivas.
La brevedad de la fábula delata, además, la falta de libertad del
fabulista que ha de someterse a su forma. Pero un análisis serial de las
fábulas demuestra el efecto contrario: que, en el conjunto, los persona
jes se sobreponen a la función, de modo que se puede encontrar una
docena o más de fábulas que hablen sobre el mismo tema, matizado, en
boca de distintos protagonistas. El método nuevamente está negando la
libertad expresiva de la hipotética tradición popular oral que la precede.
La esencia de la fabulación es la parodia de una realidad social total
mente ajena, antagonista, del medio donde ésta surge como reacción
moral a través de la palabra, oral (no-intelectualizada), contra algún
tipo de coerción entendida como injusticia por aquéllos que en la fábu
las aparecen como víctimas. Y lo que Fedro verdaderamente evidencia
y transmite es sobre todo el temor al cambio, ya expresado en otras
fábulas:17 hay que conformarse con lo que uno tiene antes que intentar
salir de una situación desesperada en cuya empresa el insolente o insu
miso podría perecer. Así planteado no hay una alternativa real para que
el explotado deje de estarlo.
17 Por ejemplo, I, 2 Ranae regem petentes, también alude a Sejano según A. Hausrath, «Zur
Arbeitweise des Phaedrus», Hermes 1936, 76 ss. En contra F. Rodríguez Adrados, «Las
ranas pidiendo rey. Origen y evolución de una fábula política», Emérita 52,1984,25-32,
que insiste en sus viejas argumentaciones, Id., Historia de la Fábula Greco-Latina, I,
Madrid 1979,574.