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encontraba a la derecha, en el segundo reducto. El coronel Dávila entre el segundo y el
cuarto.
Yo tenía a mis órdenes diez columnas, tres formadas con los restos de mis batallones y siete
con los restos de otros que habían perdido sus jefes en San Juan. De este modo en la batalla
de Miraflores tuve a mis órdenes mayor número de tropas que en la batalla de San Juan,
pues me encontraba al frente de 2200 hombres, cuando en la primera solo había tenido
1400.
Empeñada la batalla porque los chilenos rompieron los fuegos, hubo momentos en que la
victoria parecía sonreírnos. Si los ocho mil hombres que se encontraban concentrados en
Monterrico y que no dispararon un tiro hubiesen entrado en acción, el desenlace de la batalla,
quizá, habría sido distinto. Esos ocho mil hombres se retiraron a Lima, donde, en Palacio,
por órdenes del coronel Suárez entregaron sus armas.
Yo quedé en el campo herido y abandonado, pero
cuatro morenos pertenecientes al batallón Libertad,
envuelto en mantas como si se tratara de un cadáver me
trajeron a Lima. En lo que hoy es la estación de
Chorrillos me colocaron
en una camilla que
habían llevado los
bomberos
conduciéndome a esta
misma casa de
Melchormalo, en donde
DR. ERNESTO ODRIOZOLA los cuidados de los
doctores Odriozola y
Almenara, entre otros, me salvaron la vida, declarándome
fuera de peligro el día 19, en el que recibí la visita de los jefes
de las escuadras extranjeras que se encontraban ancladas
en el Callao, así como también la del general chileno DR. FRANCISCO ALMENARA BUTLER
Maturana, quien con exquisita gentileza me visitó
acompañado de su estado mayor, lo que, por cierto, dio mucho que decir en Chile.
El grado de general puedo decir que me fue concedido por el señor Piérola. Me lo dio
después Montero al nombrarme jefe político y militar del sur, mientras Cáceres e Iglesias
eran nombrados del centro y norte, respectivamente. Posteriormente me lo dieron los
congresos de Arequipa y Chorrillos y el congreso de 1886, confirmó los despachos que me
habían sido otorgados por Montero¨.
Por su parte el Dr. Melitón Porras que combatió con el
grado de teniente de reserva, contó lo siguiente: ¨Yo me
encontraba en el batallón Nº 2, formado por
comerciantes, entre los cuales recuerdo a los señores
Aurelio Denegrí, Seguín, Fariña, Bolívar y Arguedas.
Mi hermano Guillermo, era también subteniente en el
mismo batallón. No formé parte del batallón universitario,
porque habiendo sido ascendido a oficial, el coronel
Lecca me destinó al Batallón Nº 2.
Mi batallón se encontraba en el extremo derecho de la
línea, a órdenes del coronel Cáceres y por consiguiente
nos encontramos bajo los fuegos de la escuadra
enemiga. Delante de nosotros se encontraba el Batallón
Melitón F. Porras Osores Guarnición de Marina, que cumplió heroicamente su
deber.
LDdA “EL COMANDANTE” | ENERO – FEBRERO - MARZO | AÑO 11 N° 39 39