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n enero de 1921, una revista nacional publicó en sus páginas dos entrevistas realizadas
a combatientes de estas batallas: el general César Canevaro y el Dr. Melitón Porras. Estos
importantes relatos de esa época, los transcribimos textualmente y así dar más luces sobre
su conocimiento, rindiendo a la vez homenaje a miles de peruanos que sucumbieron en
defensa de la capital peruana.
El General César Canevaro relató: ¨El día trece de enero
supimos que las fuerzas chilenas atacaban el ala
izquierda de nuestro ejército que se encontraba a órdenes
del coronel Dávila. Yo me encontraba en el ala derecha.
El ataque de los chilenos desorganizó por completo a los
camaleros. Flanqueadas mis tropas tuvimos que
replegarnos sobre las del coronel Cáceres, el que también
se vio en la imperiosa necesidad de retroceder
concentrándonos en el Barranco. Fue entonces cuando
recibimos la orden de concentrarnos en Miraflores. Como
yo creía que la batalla no
estaba completamente
perdida y de que aún
había tiempo para ganar
una nueva, fui
GRAL. CÉSAR CANEVARO personalmente en busca
de don Nicolás de Piérola
a quien creía encontrar en el Morro Solar. Pero ya el
Dictador se había retirado hacia la playa de Miraflores. Mi
situación fue entonces grave.
Los chilenos se habían apoderado del cuartel existente en
el lugar que hoy se encuentra la Escuela Militar y ocupaban
Chorrillos. Para cumplir las órdenes de Suárez de CNEL. JUSTO PASTOR DÁVILA
abandonar este pueblo, tuve que atravesar por la calle de
Lima y escapar por la quebrada de Tendirini que conocía
perfectamente.
Poco después, por la noche, las llamas del incendio de Chorrillos alumbraban nuestro
campamento. Entonces fue que se decidió atacar a las tropas invasoras, de las que se sabía
se encontraban completamente ebrias y desorganizadas. En el Consejo de Guerra que se
celebró con este motivo, unos jefes estábamos por el ataque y otros en contra. Por fin este
se decidió. El ataque tenía todas las probabilidades de éxito. Como he dicho, las tropas
chilenas se encontraban entregadas al saqueo y el espíritu militar de las nuestras era
excelente. Además conocíamos el terreno palmo a palmo. Era noche de luna y podíamos
avanzar sin dificultades.
Los chilenos han dicho que para el caso de una sorpresa tenían batallones de reserva. Pero
estoy seguro de que hubiéramos alcanzado éxito. Por otra parte, si hubiéramos fracasado,
como la luna se ocultaba a las dos de la mañana, hubiéramos podido retirarnos sin peligro a
nuestras posiciones de Miraflores. Desgraciadamente, pocos momentos después de haber
partido, se nos dio la orden de regresar.
Aprovechando de las negociaciones que hacía el cuerpo diplomático, el ejército chileno
emplazó su artillería frente a nuestro centro. En nuestra formación el coronel Cáceres se
LDdA “EL COMANDANTE” | ENERO – FEBRERO - MARZO | AÑO 11 N° 39 38