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ntre los incidentes dignos de apuntarse y que recuerdo se encuentran el acto temerario
del abanderado de nuestro batallón, el señor José Ignacio Basombrío, que en los
momentos que el combate era más encarnizado, subió encima del reducto con el estandarte
en la mano, lanzando vivas al Perú. Felizmente quedó ileso.
El coronel Lecca me entregó personalmente el estandarte que había pertenecido al cuerpo
que mandaba el general Cáceres en el sur y que había sido obsequiado por los estudiantes
de San Carlos. Salvé esta insignia y se la entregué al general Cáceres, algún tiempo
después, cuando este me la pidió.
El señor Augusto B. Leguía se encontraba en mí mismo batallón pero en la cuarta compañía
en donde era sargento. Lo recuerdo perfectamente. También recuerdo que el señor Leguía
se encontraba en el mismo grupo que yo, cuando pronunciada la derrota, volvimos a Lima,
adonde entramos por la Magdalena, entre las ocho y ocho y media de la noche.
En la noche del catorce recuerdo que se nos hizo marchar sobre las tropas chilenas que se
encontraban en Chorrillos, pero aún no habíamos llegado al Barranco, cuando se nos dio la
orden de volver a nuestras posiciones de Miraflores. No sé de dónde emanarían las órdenes.
Algo imborrable de la memoria es el espectáculo que presentaba Chorrillos incendiado. Esto
solo bastaba para demostrar cual era el espíritu y la barbarie del invasor¨.
Así como estos, son muchos los testimonios de sobrevivientes que tomaron parte en la
defensa de la capital peruana, gracias a estos relatos, reconstruimos etapas de nuestra
historia bélica, descubriendo también a personajes que con su accionar, se han convertido
en paradigmas a imitar.
“Pero importa consignar aquí que el ejército peruano, si bien experimentó una tremenda derrota en
San Juan, no fue destruido, ni tampoco ‘casi aniquilado’ (como algunos escritores lo afirman)”,
escribió el héroe Andrés Avelino Cáceres en sus Memorias.
¿Cómo relató Andrés Avelino Cáceres este episodio de la Guerra del Pacífico?
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ran las cuatro y media de la mañana y el campo hallábase cubierto de neblina, la cual
favorecía el avance aproximativo de los chilenos. Y poco antes de clarear el alba presentáronse
de improviso, sin haber hecho fuego, por la parte casi indefensa que se dejó entre la izquierda de
Iglesias y mi derecha. Al oír que se iniciaba un violento tiroteo, comprendí que el enemigo había
penetrado por ese sitio desguarnecido de nuestra línea, e inmediatamente me dirigí allí, hacia
donde se encaminó también El Dictador, de esta manera inicia el entonces coronel Andrés Avelino
Cáceres su relato de la Batalla de San Juan realizado un día como hoy 13 de enero pero de
1881 durante la Guerra del Pacífico.
Aquel día cerca de 30 mil soldados del ejército regular de Chile se enfrentaron a 15 mil hombres
peruanos mal organizados y cubriendo una línea de fuego de 14 kilómetros como parte de la primera
línea de defensa de Lima contra la invasión sureña.
LDdA “EL COMANDANTE” | ENERO – FEBRERO - MARZO | AÑO 11 N° 39 40