Page 10 - El garbanzo verde nº5
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                 El Garbanzo Verde

            telas de color azul y le pusieron una corona muy brillante. Ella, sobre el escenario, orgullosa y feliz de
            hacer aquella representación tan especial interpretó la canción de su colegio:

            Que viva mi Cristo,
            que viva mi Rey,
            que viva Cristo Rey [...]

            Hoy, a sus ochenta y dos años, conserva muy gratos recuerdos de su paso por aquel colegio. No olvida
            los nombres de las dos maestras que la enseñaron todo desde los siete hasta los trece años. Sor Estrella,
            imponente por su semblante serio y su gran estatura y corpulencia, era sin embargo muy buena y se
            preocupaba mucho por todas las niñas. Sor María, la directora, también muy bondadosa y compasiva
            con las alumnas. Las dos fueron pilares fundamentales para mi abuela y regaron de enseñanzas sus años
            de la infancia.

            Mi maravillosa abuela disfrutó inmensamente de esta época de su vida. En su rostro, marcado por el
            paso del tiempo, se dibuja una sonrisa cuando encuentra los recuerdos de su niñez y sus ojos reflejan lo
            feliz que fue.





            MENCIÓN

            AUTORA: ANA ISABEL DE LUCAS JIMÉNEZ
            NIVEL II- GRUPO 5-BRUNETE

            CATEGORÍA: ADULTOS


                                          “LA ESCUELA DE MIS ABUELOS “

            Que lejos queda esa época, la época en que mis abuelos iban al colegio, no tenía nada que ver con la
            escuela que hoy en día conocemos, las aulas eran comunitarias, en algunos colegios todos los cursos
            estaban juntos, ponían a los pequeños delante y a los más mayores detrás, las clases se impartían para
            todos a la vez, pero a cada uno en su grado. Algunas veces los alumnos más mayores y que tenían un
            nivel bastante más avanzado eran los que se encargaban de dar clase a los niños más pequeños o a los
            más “zopencos”.
            Las aulas solían ser frías debido a la falta de sistemas de calefacción, el único medio que se empleaba y
            no en todas las escuelas era una estufa de carbón , los pupitres eran de madera y a la vez muy pesados ya
            que iban unidos al asiento, aparte de que lo normal era que fueran para dos o en ocasiones tres alumnos,
            era raro el que no se rompía el pantalón o enganchaba el jersey con ese dichoso clavo mal clavado o
            saliente en el asiento desgastado. En el aula era muy frecuente encontrar colgado un crucifijo de madera
            descolorida junto a la pizarra, una bola del mundo con la que solían posar los alumnos en las fotos de la
            época acompañado de una gran enciclopedia con caras de intelectuales, la bandera de España, jamás
            faltaba el cuadro con la foto del actual gobernante, un atril y algún que otro estante polvoriento cargado
            de viejos y pesados libros.

            En aquella época no todos tenían el privilegio de acudir al colegio andando, únicamente los que vivían
            en  los  pueblos  de  mayor  tamaño  y  que  contaban  con  escuela,  ya  que  los  alumnos  de  las  pedanías
            cercanas con pocos habitantes que no tenían  centro de enseñanza no les quedaba más remedio que
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