Page 8 - El garbanzo verde nº5
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                 El Garbanzo Verde

                   Lo que más le gustaba a mi abuela Clara, aparte de las cosas relacionadas con la salud, no era ni

            la cocina ni la costura, si no la mecánica y la electricidad, y esto era seguramente porque su padre, mi
            bisabuelo,  leía  continuamente  un  libro  que  se  llamaba  “EL  MANUAL  DEL  AUTOMOVILISTA  Y

            DEL PILOTO AVIADOR”, esto explica perfectamente porque mi abuela Clara fue la inventora de la
            moderna cama articulada para Hospitales.


                   Como en aquella escuela había gente para todos los gustos, al cabo de los años pues también
            hubo gente que triunfó en la vida de una forma muy variopinta, por ejemplo Doña María, que ha sido la

            matriarca de una gran empresa de galletas, o por ejemplo Don Ignacio que llegó a tener una flota de
            veinte camiones-tienda con los que vendía calzado por toda la montaña Palentina, pero sin embargo
            para mí la que más ha triunfado ha sido mi abuela Clara, que se diplomó en enfermería en el Hospital de

            Valdecilla en 1955, siendo la primera universitaria de la familia. Además tuvo cuatro hijos y ejerció su
            profesión durante toda su vida. Ahora que ya es mayor, de vez en cuando nos recuerda pedazos de las
            historias que le contaba su madre y su vida en la escuela, es una de las que más veces aparece.


                   Contaba mi abuela Clara que en una ocasión, la escuela la tuvieron que convertir en Hospital
            porque  hubo  una  gran  explosión  en  una  de  las  minas.  Todos  los  niños  colaboraron,  dentro  de  sus

            posibilidades para ayudar en la evacuación de los heridos. Siempre recuerda cómo le impresionó un
            médico  ciego  que  vivía  en  el  pueblo  y  que  se  llamaba  Ezequiel  y  cómo  era  capaz  de  pinchar  a  los

            enfermos a pesar de su ceguera. Fue uno de los primeros médicos en poner en práctica la transfusión de
            sangre, no entre personas, si no de botella a persona, con lo cual, consiguió salvar a mucha más gente en
            aquella gran tragedia.


                   Ahora me sonrío cuando veo a mi hija jugando con sus muñecas, haciendo el papel de profesora

            sin darse cuenta que, en el fondo interpreta el papel de Doña Etelvina, cuando hace su escuela unitaria
            con todas sus muñecas sentadas alrededor de un libro…
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