Page 80 - LACORRETAEXPRESION
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demás lo copien en el acto, renegando de las voces y modos anteriores por rancios y
"obsoletos".
Alguien decidió un día columpiarse en las consonantes finales de las palabras y ya
tenemos un galimatías general de "lossse jugadoressse dellle Betissse..." Elegantísimo. A
alguien le dio por acentuar como esdrújulos todos los vocablos a mano y a trasmano, y nos
encontramos por doquier con "Zámorano", "pénalti" o "pélota". Más elegante aún esa
acentuación proparoxítona. Suena a inglés.
Pero estábamos en el verbo "buscar". Una pesadilla. Ya nadie centra, sino que "busca el
centro". Ya nadie tira, sino que "busca el tiro". Ya nadie regatea sino que "busca el regate".
Ya nadie remata, sino que "busca el remate". En el partido copero del jueves entre el
Valencia y el Real Madrid, el narrador --cito de memoria-- dijo algo así como "Quique busca
cerrar a Mijatovic que buscaba el balón para buscar a Salenko".
Otra epidemia perniciosa, no solamente pero esencialmente televisiva, la constituye la
preposición "sobre", sustituta de todas las demás compañeras de fatigas. Torrecilla comete
infracción "sobre" Zalazar. Imaz pasa "sobre" Kodro. Derribo de Zubizarreta "sobre"
Dertycia. Cuando se juntan "busca" y "sobre" se llega a aberraciones como ésta,
escuchada obviamente en televisión: "Penev se tira, buscando el engaño sobre Gracia
Redondo". El responsable sigue en libertad.
El adverbio "directamente" es otra de las estrellas del lenguaje futbolístico televisivo.
Todos los balones van "directamente fuera". ¿Qué demonios significaría "indirectamente
fuera"?
Satura la pantalla ese reciente atentado contra la sintaxis que consiste en eliminar el
artículo: "Concluye encuentro en Mestalla". "Toni corre banda". "Hierro dispara con pierna
derecha"...
Dicción de macarra. Todas éstas y un sinnúmero más de alteraciones delictivas del
idioma serían más tolerables si no se vieran acompañadas a veces por una dicción más
propia de un macarra del extrarradio que de un profesional de la locución (el desmán
alcanza en la radio categoría de plaga). Quienes están obligados a educar los oídos del
oyente no hacen más que contribuir a deformarlos. Nadie los destituye. Al contrario. Yo me
suelo vengar de algunos de ellos dejando mudo el receptor. Lo llamo legítima defensa.