Page 17 - 4 : El gran desafío
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II
Ante las posturas tan marcadas de estos autores, se me ocurrió preguntarles si
verdaderamente hay un fin educativo en la televisión, ya que observé que cada uno de
ellos era muy firme en sus convicciones, y disentían mucho los uno de los otros. De a
poco se fue generando un clima de debate e intercambio, donde era enriquecedor tener
visiones tan diversas de autores contemporáneos.
Sartori, casi interrumpiéndome, explicó que en su libro más reciente, llamado
"Homo Videns", expone la importancia de que el contenido televisivo sea positivo, ya
que de él dependerá nuestra formación como seres humanos. Considera a la televisión
no solo como un instrumento de comunicación, sino que también como instrumento
antropogénetico. Fundamentaba que la televisión modificó la naturaleza de la
comunicación, y trasladó el contexto de la palabra al contexto de la imagen; es decir
que, el discurso televisivo actual es claramente el dominio del showing, y por lo tanto,
queda desmerecida la palabra. Incluso, considera a la televisión como la primera
escuela del niño. El homo sapiens que se formaba leyendo, hoy se transforma en un
homo videns (niño formado en la televisión), condicionado por lo que ve. Compara a
éste con una esponja, ya que registra y absorbe indiscriminadamente todo lo que se le
muestra convirtiéndose en un video-niño. Además, el único objetivo de la televisión es
el de entretener. Por lo tanto, critica que esto produce una atrofia y pobreza cultural, ya
que se pierde la capacidad de abstracción y de comprensión. De forma soberbia,
finalizó irónico: “¿Entonces, dónde está el fin educativo?”.
Ante la respuesta punzante de Sartori, Fuenzalida no dudó en defender su postura
totalmente antagónica. Sin vacilar afirmó que la televisión sí tiene un fin educativo.
Para él, los televidentes realizan una ‘apropiación educativa’ de los contenidos
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