Page 18 - 4 : El gran desafío
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televisivos.  Con  esto  se  refiere  a  que,  perciben  como  "educativos"  programas  que


              presentan  situaciones,  conductas  o  información,  que  ellos  sienten  necesarias  para


              conducirse en la vida diaria, colectiva y personal. Basa su postura en que el televidente


              se  relaciona  más  afectivamente  que  analíticamente  con  los  programas  de  televisión.


              Fuenzalida está convencido de que la apropiación educativa es un proceso, y para que


              éste suceda, se deben atravesar cuatro etapas que mencionó de forma sintética: atención


              (ganar la atención del receptor mediante una propuesta atractiva), motivación (mantener

              una atención sostenida en el tiempo; fidelización de la audiencia), identificación (exige,


              por  parte  del  receptor,  un  reconocimiento  de  algo  suyo)  y  por  último,  proyección


              (incorporación de la conducta a su vida cotidiana).


                     En cambio, Mario Kaplun salió al cruce de Fuenzalida en el hecho de que haya una


              ‘apropiación educativa’, ya que para él los televidentes son mediocres y ambiguos. En


              la  mayoría  de  los  casos,  consumen  los  contenidos  televisivos  como  entretenimiento,


              acompañamiento  o  distracción,  motivos  que  están  lejos  de  ser  educativos.  Además,

              volvió a hacer hincapié en su critica de que la gran mayoría de los productos son de baja


              calidad y se sumergen en una misma cuota de chatura, ausencia de creatividad, falta de


              imaginación  y  de  talento.  Incluso,  considera  necesario  mejorar  la  calidad  del


              entrenamiento, ya que es allí donde reside el interés del público; apartado del contenido


              educativo.


                     Como no podía ser diferente, González Requena rápidamente coincidió con Kaplun


              en que hay falta de imaginación y creatividad en la televisión. Añadió que el discurso


              informativo  de  los  medios  carece  de  una  dimensión  narrativa,  y  así,  la  realidad  se


              presenta  fragmentada,  y  lo  siniestro  invade  la  imagen.  De  esta  manera,  la  televisión

              posmoderna no tiene el fin de transmitir información o comunicar, sino que, de seducir,


              atrapar  al  espectador,  y  de  capturar  su  deseo  para  convertirlo  en  beneficio. Además,












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