Page 134 - Lo Inevitable del Amor
P. 134

Eso hacemos y nos mezclamos con todo el mundo. A la gente ya se le está
      empezando  a  subir  el  alcohol  un  poco  a  la  cabeza.  Hay  muy  buen  rollo.  Es
      verdad que a pesar de pasar muchas horas juntos el ambiente en el estudio es
      bastante bueno y en general no hay rencillas insalvables. Yo me lo estoy pasando
      bien  y  estoy  muy  contenta  de  haber  hecho  una  fiesta  para  inaugurar  la  casa.
      Hay muchas cosas que celebrar.
        —Venga, ponme otro cortito —le pido a Eugenio, que parece el dueño de la
      cocina.
        —¡Marchando! —dice encantado.
        —¿Tú quieres otro? —le pregunto a Clara.
        —Yo mejor un whisky con coca-cola.
        —¡Eugenio, ponle a tu chica un whisky con coca-cola!
        Todo el mundo anda contento, demasiado quizá, lo que me hace pensar que lo
      más conveniente es que las niñas se vayan a su habitación. Nuria, la chica que las
      cuida, se puede ir con ellas.
        —¡Carla, Julia! Ya es hora de iros a dormir.
        —No, mami, déjanos un ratito más.
        —Venga,  el  último  —dice  Luis  Osuna  antes  de  hacer  otro  juego  con  unas
      monedas.
        El torero ha hecho un corro de gente que observa sus habilidades y cuando
      termina, todos le aplauden.
        —¿Pero este tío trabaja en el despacho? —vuelve a preguntarme mi padre.
        —No, es un amigo al que he conocido hace poco.
        —Pues es un poco mayor para ser tu amigo.
        Las niñas aceptan irse a dormir y Nuria las acompaña a la planta de arriba.
      Antes de irse me dan un beso de buenas noches, le dan otro a su abuelo y otro a
      él.
        —¡Papi, papi, acuéstanos tú!
        —Venga, vale.
        Óscar se va a acostar a las niñas y me dice que bajará cuando las deje en la
      cama. Veo cómo desaparece escaleras arriba.
        —Me alegro mucho de que hayas vuelto con él —me dice mi padre al oído.
        —Yo también estoy feliz, aunque haya cosas difíciles de olvidar.
        —Al fin y al cabo, él no hizo nada que no hayas hecho tú —me recuerda—.
      Los matrimonios son difíciles de llevar después de muchos años.
        Es cierto, Óscar tuvo una amante, como yo también los he tenido. Me puede
      doler, pero no seré yo quien le juzgue por eso.
        —¿Pero tú creíste que él estaba compinchado con ella para estafarte? —me
      pregunta Blanca.
        —Sí.  Cuando  vi  las  fotos  de  los  dos  juntos  pensé  que  eran  cómplices  —
      reconozco.
   129   130   131   132   133   134   135   136