Page 114 - Abrázame Fuerte
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azules, lleva todos los botones abrochados y, evidentemente, va bien peinado y
      huele a colonia.
        Marcos  no  suele  codearse  con  chicos  así.  Para  él  son  gente  demasiado
      práctica y sin magia, con pocas cosas que contar, que parecen muy seguros de sí
      mismos cuando, en el fondo, resultan personas más bien débiles.
        También  mira  a  las  chicas  y  observa  sus  gestos  y  miradas.  Parecen  muy
      unidas. « Se nota que se conocen bien y que son buenas amigas» .
        —¡Un momento, un momento! —Silvia acalla a toda la mesa—. Ha llegado
      el gran momento en que Estela nos va a contar dónde ha estado cuando ha hecho
      novillos.
        —¡Noooooo! —exclama rápidamente la aludida.
        —¡Vamos, no te cortes! Si lo cuentas, yo contaré adónde hemos ido Sergio y
      yo… —comenta Bea.
        « Ésta siempre se lo lleva todo a su terreno —piensa Silvia, que no tiene ganas
      de oír cómo relata su amiga las maravillas de su noviazgo—. ¡Yo, yo, yo! ¡No
      puede dejar de hablar de ella!» .
        —¡Acabo de tener una gran idea! —exclama Estela, que intenta zafarse de
      contar los pormenores de su desaparición—. ¿Por qué no jugamos al juego de
      « Yo nunca-nunca» ?
        —¡Síiiiiiii!  ¡Votos  a  favor!  —la  apoya  Silvia,  que  levanta  la  mano  con
      energía.
        —El « Yo nunca-nunca»  no, Silvia… —comenta David, que sabe el porqué
      del entusiasmo de su hermana, y por dónde quiere ir ésta.
        —¿De qué se trata? —pregunta Nerea, con un tono claro de desconfianza.
        Marcos  continúa  callado,  porque  también  se  ha  preguntado  lo  mismo  que
      Nerea, pero ella ha sido más rápida. A todas las Princess parece hacerles mucha
      gracia la propuesta de Estela.
        —El « Yo nunca-nunca»  es un juego muy sencillo —explica Silvia—. Uno
      dice, por ejemplo: « Yo nunca-nunca he llevado un jersey rosa con topos azules
      horrible» … —Todas las chicas ríen—. Entonces, si alguien ha llevado alguna vez
      un jersey rosa con topos azules…, sin decir nada, bebe un sorbo de su copa. —
      Estela bebe de la suya—. ¿Lo veis? Ahora todos sabemos que Estela ha llevado
      un jersey horrible.
        —Qué interesante… —dice Nerea, bajito. No las tiene todas consigo.
        A Marcos le pasa igual, pero es incapaz de oponerse a las chicas.
        —¿Empezamos? —Silvia parece llevar la batuta del juego y, aunque David no
      quiere jugar, parece que nada puede frenar a Silvia.
        —Empiezo  yo  —dice  Estela—.  Yo  nunca-nunca…  he  conocido  a  ningún
      chico por Internet, ni he acabado saliendo con él. —Silvia, Estela y Ana gritan
      descontroladas—. ¡Bea, a beber!
        Bea, sonrosada, da un sorbo de su bebida. Bea no se lo puede creer. A decir
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