Page 202 - Abrázame Fuerte
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contesta: OK. Hasta ahora!
        Es  increíble  cómo  cambian  las  cosas.  Ayer  Silvia  estaba  llorando  porque
      quería una oportunidad y hoy mismo como por arte de magia se la plantan en sus
      narices.  ¿Será  el  calcetín  del  amor  que  le  habrá  dado  suerte?  Nacho  no  es  un
      chico que destaque por su belleza pero es simpático, amigo de su hermano, lo ha
      visto muchas veces por casa y hoy en el desayuno ha pasado algo entre ellos dos.
      Silvia no sabe el qué, pero algo ha pasado seguro.
        La  chica  se  encierra  en  su  cuarto,  sólo  dispone  de  media  hora  para
      prepararse y quiere estar despampanante. Lo primero que hace es quitarse el
      calcetín del amor de Crespo. Ya le ha traído la suerte que necesitaba. Además,
      Silvia  quiere  ponerse  unos  botines  ajustados,  y  ese  calcetín  es  de  deporte;  la
      combinación  quedaría  horrible.  Al  final,  la  chica  elige  este  conjunto:  botas  de
      caña alta negras con un poco de tacón, minifalda y medias negras, un jersey de
      algodón de color lila y un abrigo negro de invierno que le llega hasta las rodillas.
      El  maquillaje  es  sutil.  Algo  de  colorete  en  las  mejillas,  sombra  de  ojos  azul
      marino y brillo de labios incoloro con purpurina.
        —¡Mamá, salgo un rato! —grita Silvia desde su habitación.
        —Muy  bien,  cariño.  ¡No  llegues  tarde!  —le  responde  su  madre,  que  se
      acerca al dormitorio de su hija—. ¿Con quién vas?
        —Con Nacho. Vamos a un concierto y volvemos.
        La madre da su consentimiento, y Silvia la besa en la mejilla y sale de la
      habitación. David, cuyo cuarto está junto al de su hermana, sale de éste como
      una flecha directo a la chica.
        —¿Con quién has dicho que ibas a salir? —le pregunta.
        —Con Nacho. ¿Pasa algo?
        David  se  queda  mudo  y  observa  a  Silvia,  que  está  delante  del  espejo
      poniéndose unos pendientes dorados de aro ancho.
        —¿Y vas a ir vestida así?
        —¿A ti qué te parece? —contesta su hermana sin dejar de mirarse al espejo.
        —Vigila  a  Nacho,  que  tiene  las  manos  largas  y  va  muy  salido,  yo  te
      advierto… Y si además te vistes como un zorrón…
        —¡Oye! Que a ti te guste ir tirado y vestir siempre con vaqueros o ropa de
      gimnasio no quiere decir que una no pueda lucir como quiera. —Silvia es tajante.
        —Okey, hermanita, yo ya te he avisado.
        Silvia hace caso omiso de la advertencia de su hermano. Es más, le entra un
      cosquilleo en el estómago. ¿Puede ser hoy la noche mágica? ¿Puede que hoy la
      besen por primera vez?
      Mientras, en casa de la madre de Sergio
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