Page 50 - Abrázame Fuerte
P. 50
—Bastian Baltasar Bux —apunta Silvia en tono repelente.
—A salvar Fantasía de… ¡la Nada! —exclama Marcos, al recordarlo todo de
repente—. ¿Cómo he podido cometer este error? ¡Confundir a Atreyu con Fujur!
—Lo importante es que Atreyu es un nombre muy bonito para un perro —
sonríe Silvia, orgullosa.
—Y tú, ¿cómo te llamas? —pregunta el chico aprovechando la ocasión.
—Silvia, ¿y tú?
—Marcos. « El vecino nuevo» . Nos hemos mudado con mi madre. Oye… —
Marcos se queda pensativo un instante, y de repente cae en la cuenta de quién es
realmente Silvia—, perdona por lo del otro día… Yo…
—No te preocupes. No pasa nada, ahora sé que este perro aprende de su
dueño… ¡Ahí por donde pasáis, arrolláis! —ríe la muchacha, tratando de quitar
hierro al asunto.
De hecho, aunque se acaban de conocer, Silvia sabe mucho más de él de lo
que Marcos piensa. Para muchos podría ser una ventaja, pero lo que realmente
cuenta para ella es la mirada de la persona y la manera de relacionarse.
—Bueno, supongo que vives aquí. Es la segunda vez que te encuentro en el
portal.
—« Elemental, querido Watson» —responde Silvia con un comentario más
propio de su amiga Estela que de ella.
—Entonces somos vecinos —confirma Marcos.
—Si miras por la ventana de tu cuarto, descubrirás lo vecinos que somos. —
Silvia le guiña un ojo y se hace la misteriosa.
Pero Marcos no atiende al comentario y pregunta:
—¿A qué instituto vas?
—Al mismo que tú —responde ella—. Te he visto algún día entre clases.
—Ah… Yo no conozco a nadie aún. Bueno, sí, a ti y a la profesora de mates.
—¿La Sargento? —pregunta Silvia.
—Esa misma… —ríe el chico—. ¿Algún consejo para sobrevivir a sus clases?
—Estudiar, amigo… Yo acabo de volver de la biblioteca; si no estudias, estás
muerto.
—Bueno, pues gracias por el consejo. Toma tus llaves, están algo pringosas,
pero has tenido suerte de que no se las comiera ni las escondiera. Atreyu es
especialista en enterrar objetos de todo tipo en los lugares más insospechados —
dice Marcos mientras entra en el portal de la finca.
—Supongo que ya nos iremos viendo —se despide Silvia.
—O no —responde, irónico, el chico.
—¿Cómo? —replica Silvia.
—Digo que nos vemos seguramente en el instituto o en la biblioteca —
contesta Marcos por decir algo.
—¿También vas a la biblioteca? Podríamos ir…