Page 45 - Abrázame Fuerte
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Capítulo 8
En el balcón, un instante
nos quedamos los dos solos.
Desde la dulce mañana
de aquel día, éramos novios.
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
Viernes
Para encontrar una mesa libre un viernes por la tarde en el bar Milano, debes
pactar con la suerte. Se mezclan todos los alumnos de distintos institutos de la
ciudad, más los estudiantes que se estrenan en sus primeros años en la facultad.
Aunque a muchos los separa tan sólo un año de estudio, se puede decir que
hay una gran diferencia entre los chicos y las chicas que están en la universidad
y los que no. Los universitarios hablan como personas mayores, se hacen los
interesantes, y sus conversaciones tratan sobre temas relacionados con sus
carreras.
Los estudiantes de instituto los respetan porque han pasado la temible
« prueba» de la selectividad. Para muchos, son como seres « superiores» , pero,
para los temas relativos al amor, todos son iguales.
El bar Milano es el bar de moda. Las paredes son viejas y de color naranja,
rellenas de cuadros de jugadores de fútbol, anuncios antiguos de refrescos y
alguna que otra planta de plástico horrible concebida para dar un toque de verde
al espacio. También hay una máquina de videojuegos antigua con el mítico juego
del Tetris, donde el récord está por las nubes, y un futbolín que cuesta cincuenta
céntimos y que para muchos es el más barato de la ciudad.
Las mesas son de madera oscura y muy rayada, y no hay silla que, al
sentarte, no chirríe como una bisagra vieja. Se nota que por ese lugar han pasado
millones de jóvenes. Los lavabos son la prueba de ello. Las paredes y las puertas
están repletas de garabatos, unos más lúcidos que otros, y con mucha firma de
grafitero amateur. Para que os hagáis una idea, encontrar papel de váter en ese