Page 106 - Punto de Fuga_2_Neat
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por prostitutas, por esposas de militares, por amigas de alguien
influyente. Así recababan datos.
Ya para los 80 ese gran grupo de señoras se había
separado por objetivos distintos. Todas buscaban a sus hijos e
hijas sabiéndolos muertos. Querían sus cuerpos, cenizas o
huesos.
Pero algunas, además, buscaban un nieto o nieta, vivos.
Entre ellas estaba Amelia. Adoptados, apropiados, robados,
raptados, arrancados del vientre materno como quien arranca
una fruta de un árbol porque desea comerla egoístamente.
“Amelia, hay una familia, los López Urresti, que
adoptó un bebé. El hombre es un civil, es dueño de una
concesionaria. Muy amigo de un militar, de un alto
rango en Campo de Mayo. Andá a verlos. Vayamos”.
Amelia iría al día siguiente con la excusa de vender
cremas para la señora. Aprovecharía la mañana que el señor
de la casa estaba ausente.
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