Page 18 - Punto de Fuga_2_Neat
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Seguramente Juan sentía que eso era un robo. Creí y creo que

            tenía razón, que eran justas  las palabras  escritas con aerosol

            sobre el paredón. Muchos no lo vivían así y lo delataron.


                   Nosotros comíamos fideos. A veces, con suerte, pollo.

            Nosotros hacíamos esfuerzos para poder cambiar las mochilas,

            para comprarnos el uniforme cada año. No había matrícula en

            escuelas  estatales.  Lo  público  era  gasto  y  proliferaban  las

            escuelas privadas.


                   Juan  trabajaba  como  reparador  de  PC  mientras

            aprendía  programación  con  un  gallego  que  había  conocido

            intercambiando remeras de fútbol por correo. Un día llegó al

            local,  por  encomienda,  un  CPU  sin  nombre  de  su  dueño  o

            dueña  ni  pistas  de  la  avería.  En  el  paquete  figuraba  la

            dirección de origen y nada más. En caso de repararla, podrían

            enviarla de regreso y cobrar el trabajo.


                   Juan conectó el CPU y lo encendió. Nunca habían visto

            una máquina tan infectada. Cientos de virus. Miles de virus.

            Saltaban  de  ventana  en  ventana  en  ventana,  saltaban

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