Page 19 - Punto de Fuga_2_Neat
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infinitamente, como en un juego de espejos saltaban.
Aparecían mujeres y hombres en todas las poses imaginables,
en todas las combinaciones posibles que el cuerpo humano
permite, en un abanico de edades impactante. Tampoco
faltaban máquinas para infringir dolor que podrían figurar en
La condesa sangrienta de Alejandra Pizarnik.
-¡Coño! A este tío sí que le gusta de todo –saltó el
gallego-. Hasta que le den por culo. Vale, Juan, que yo te
enseño el trabajo, pero tú la entregas al depravado y te cobras.
No quiero tocar ni sus billetes.
Un mes y medio estuvieron sacando casi con pinzas
cada pop up, incorporando opciones de privacidad, activando
bloqueos. Cuando el trabajo estuvo listo, Juan tuvo que ir a la
dirección que figuraba sobre el embalaje y cobrarlo.
Necesitaba el dinero. Fue caminando con el CPU envuelto en
cartón. Al aproximarse a la calle, se dio cuenta, conocía muy
bien esa dirección: era la del Sacre Coeur. Su colegio.
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