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Los Club de Madres
Por: Enriqueta Terán de Guerrero
ñosamente decía: “que éramos un ejército”.
Luego compartíamos la dotación que Caritas Chiclayo
proporcionaba a la parroquia. También se dictaban cur-
sos: de tejidos, manualidades, costura, cosmetología, pri-
meros auxilios y otros. La Sra. Carmencita Malatesta, fue
encargada de dictar varios de estos cursos por espacio de
22 años.
Al padre Juan le afectaba mucho la situación de las fami-
lias más pobres de la parroquia, sobre todo de aquellas
que recién llegaban a instalarse en algún sector que luego
i hay un rasgo que tengo muy presente del Padre se convertirá en PPJJ. Se acercaba a estas familias expues-
Juan, es la humildad y sencillez al brindarnos su tas a la intemperie o en precarias casitas de esteras y car-
amistad, además nos dio la oportunidad de inte- tones y les llevaba alimentos, atención médica, los acogía
Sgrarnos y trabajar en algún grupo parroquial, siem- con delicadeza atendiendo primero a los más pequeños.
pre estaba invitándonos y animándonos para trabajar Y cuando pasaba esa primera etapa de “invasión” el padre
apostólicamente. Juan se preocupaba de solicitar un lote de terreno para
hacer una capilla, un salón de catequesis o de usos múl-
Conocí al Padre Juan al poco tiempo de llegar a vivir con tiples para las personas de ese sector. Lo ví hacerlo así,
mi familia a la Urb. Chiclayo (1972). Los domingos antes en P.J. Túpac Amaru, Upis Cruz del Perdón y en Cerropón.
del medio día, llegaba con su camioneta llena de jóvenes;
ellos preparaban el altar – una vecina prestaba la mesi- Su sensibilidad por los más necesitados fue real, porque
ta – tocaban la campanita, se ensayaban las canciones y veía en ellos el rostro sufriente de Cristo. Padre Juan sem-
debajo del árbol de algarrobo en el centro del parque ce- bró la semilla del servicio y la Parroquia continuó su pas-
lebraban la Santa Misa. toral social, adecuándose a los tiempos, las circunstancias
y a los cambios sociales y políticos. Hoy se cuenta con 7
Hoy ésta comunidad que ha crecido y que se ha fortaleci- comedores parroquiales donde se tienden a familias com-
do en la fe, abarca además de la Urb. Chiclayo, La Prima- pletas, ancianos y personas en riesgo, buscando no sólo el
vera, Patazca y tienen como recuerdo de su dedicación y bienestar material sino también recibir la palabra de Dios,
empeño La Capilla Nuestra Señora de Lourdes, que fue la participar y colaborar de la vida parroquial. Tenemos el
última que por su iniciativa se construyó y en la que todos apoyo de Cáritas, cuya organización descansa sobre las
los vecinos pusimos un granito de arena para levantarla. hermanas colaboradoras Edel de Aurich, Olga Mayorga,
Actualmente es parte de la parroquia Nuestra Señora de Aura Adrianzen, Norita de Urdampilleta, Keti de Salas,
Guadalupe. Charito Cáceres, Esperancita de Quesquén y Toti de Gue-
rrero, además de 30 señoras responsables de cada come-
Cuando en el evangelio Jesús nos habla de las parábolas dor. Nos reunimos con puntualidad cada lunes para una
del reino, nos dice: Que el agricultor siembra la semilla, tarde de oración, de catequesis y también para organizar
luego viene unas fases de crecimiento y sin que el hombre las actividades propias de nuestro programa.
se dé cuenta, esté dormido o despierto, de día o de no-
che, la espiga madura y está lista para la cosecha (Mc. 27) Ya no está Padre Juan, pero todos los párrocos que lo han
y San Pablo nos dirá posteriormente: “sólo Dios es quien sucedido han apoyado éste programa íntegramente, por
hace crecer”. eso siento que es el Señor quien lo permite y también es
una gracia de Dios para amarlo más, vivir más unidas a Él
Padre Juan fue un trabajador, un sembrador incansable; y a través de Él entre nosotros.
sembró en el corazón de todos y de cada uno el amor
a Cristo, a su Palabra Viva y actual, a la necesidad de la
Oración, Eucaristía, los Sacramentos y en general la for-
mación de Grupos Parroquiales de los que todos éramos:
“su familia de Dios”, como él nos decía.
Cuantas buenas, verdaderas e inseparables amistades hi-
cimos a partir de conocernos en la parroquia, ahí cono-
cí a Esperancita de Quesquén (1973), cuando el Club de
Madres que tenían a cargo las religiosas de María Repa-
radora de la Casa de Retiros pasó a la parroquia, todos los
viernes en la tarde nos encontrábamos en la reunión que
comenzaba con la charla que daba el padre Juan Tomis a
un grupo de más de 100 señoras de PP.JJ. a quienes cari-
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