Page 101 - MARX DOSCIENTOS AÑOS DESPUÉS (2018)
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Marx: doscientos años después (1818-2018)
Marx no se separa de esta lógica de análisis y en los
capítulos posteriores, al ocuparse del valor y las distintas
formas de determinarlo sugiere que otro de los modos de
determinar el valor de cambio es entendiendo la mercancía
como signo.
El signo, entendido como aquello que re-presenta un objeto,
substituirá al objeto y lo pondrá en relación no con otros
sujetos poseedores de estos objetos sino con otros signos. El
signo, al substituir al objeto, reemplaza no sólo el mismo
objeto sino la utilidad o la calidad de la mercancía mismos
para poner en su lugar un signo que aparta de cualquier
consideración al sujeto detrás de aquella. Levi`s, Armani,
Arturo Calle han llevado tan lejos su signo-logo que los
sujetos detrás de la producción de las mercancías son
totalmente olvidados. Son multinacionales o transnacionales
que comercian su logo con un valor otorgado por su
relación con otros logos. La materia prima, la calidad del
producto ofertado y su utilidad pasan a un segundo plano
atrayendo todo el interés a un signo convertido ahora en
fetiche.
A primera vista, parece como si las mercancias fuesen
́
objetos evidentes y triviales. Pero, analiza ́ ndolas, vemos, que
son objetos muy intrincados, llenos de sutilezas metafisicas
́
y de resabios teolo ́ gicos. Considerada como valor de uso, la
mercancia no encierra nada de misterioso, dando lo mismo
́
que la contemplemos desde el punto de vista de un objeto
apto para satisfacer necesidades del hombre o que
enfoquemos esta propiedad suya como producto del trabajo
humano. Es evidente que la actividad del hombre hace
cambiar a las materias naturales de forma, para servirse de
ellas. La forma de la madera, por ejemplo, cambia al
convertirla en una mesa. No obstante, la mesa sigue siendo
madera, sigue siendo un objeto físico vulgar y corriente.
Pero en cuanto empieza a comportarse como mercancía, la
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