Page 214 - El Hobbit
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Fuego y agua
S i ahora deseáis, como los enanos, saber algo de Smaug, tenéis que retroceder a
la noche en que destrozó la puerta y furioso se alejó volando, dos días antes.
Los hombres de Esgaroth, la Ciudad del Lago, estaban casi todos dentro de las
casas, pues la brisa soplaba del este negro y era desapacible; pero unos pocos
charlaban en los muelles y miraban, como de costumbre, las estrellas que
brillaban sobre la tranquila superficie del lago a medida que aparecían en el
cielo.
Allí donde el Río Rápido llegaba desde el norte por un desfiladero, las colinas
bajas del otro extremo del lago ocultaban a la ciudad la mayor parte de la
Montaña. Sólo en los días claros alcanzaban a ver el pico más alto, y rara vez lo
miraban, pues era ominoso y atemorizante, aún a la luz matinal. Ahora parecía
perdido y desaparecido, borrado por la oscuridad.
De súbito, la Montaña apareció un momento; un brillo breve la tocó y se
desvaneció.
—¡Mirad! —dijo uno—. ¡Las luces! También ayer las vieron los centinelas:
se encendieron y apagaron desde la medianoche hasta el alba. Algo pasa allá
arriba.
—Quizá el Rey bajo la Montaña esté forjando oro —dijo otro—. Ya hace
tiempo que se fue hacia el norte. Es hora de que las canciones empiecen a ser
ciertas otra vez.
—¿Qué rey? —dijo otro con voz severa—. Lo más posible es que sea el fuego