Page 277 - El Señor de los Anillos
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esa  misma  desesperación  me  llevó  a  pensar  en  una  prueba  que  podía  hacer
      innecesario ir en busca de Gollum. El anillo mismo podía decir si era el Único.
      Recordé unas palabras que había oído en el Concilio, palabras de Saruman a las
      que  no  había  prestado  mucha  atención  en  aquel  entonces.  Las  oía  ahora
      claramente en mi corazón.
        » "Los Nueve, los Siete, y los Tres", nos dijo, "tienen todos una gema propia.
      No el Único. Es redondo y sin adornos, como si fuese de menor importancia,
      pero el hacedor del Anillo le grabó unas marcas que quizá las gentes versadas
      aún podrían ver y leer".
        » No nos dijo qué eran esas marcas. ¿Quién podía saberlo? El hacedor. ¿Y
      Saruman? Por mayor que fuera su ciencia, debía de haber una fuente. ¿En qué
      mano, exceptuando a Sauron, había estado esta cosa, antes que se perdiera? Sólo
      en la mano de Isildur.
        » Junto  con  este  pensamiento,  abandoné  la  caza  y  pasé  rápidamente  a
      Gondor. En otras épocas los miembros de mi orden eran bien recibidos allí, pero
      sobre todo Saruman, que fue durante mucho tiempo huésped de los Señores de la
      Ciudad. El Señor Denethor me recibió más fríamente que en aquella época y me
      permitió de mala gana que buscara en el montón de pergaminos y libros.
        » "Sí en verdad sólo buscas, como dices, registros de días antiguos y de los
      comienzos de la ciudad, ¡lee!", me dijo. "Para mí, lo que fue es menos oscuro
      que lo que viene y esa es mi preocupación. Pero a no ser que tu ciencia supere a
      la de Saruman, que estudió aquí mucho tiempo, no encontrarás nada que no me
      sea conocido, pues soy maestro del saber en esta ciudad."
        » Así  dijo  Denethor.  Y  sin  embargo  hay  allí  en  sus  archivos  muchos
      documentos que ya pocos son capaces de leer, ni siquiera los maestros, pues la
      escritura y la lengua se han vuelto oscuras para los hombres más recientes. Y a ti
      te digo, Boromir: encontrarás en Minas Tirith un pergamino de la mano misma
      de Isildur que nadie ha leído desde la caída de los Reyes, excepto Saruman y yo.
      Pues Isildur no se retiró directamente de la guerra en Mordor, como han dicho
      algunos.
        —Algunos  en  el  Norte,  quizás  —interrumpió  Boromir—.  Todos  saben  en
      Gondor  que  primero  fue  a  Minas  Anor  y  allí  habitó  un  tiempo  con  su  sobrino
      Meneldil, instruyéndolo, antes de encomendarle el reinado del Sur. En ese tiempo
      plantó allí el último retoño del Árbol Blanco, en memoria de su hermano.
        —Pero en ese tiempo escribió también este pergamino —dijo Gandalf— y
      eso no se recuerda en Gondor, parece. Pues el pergamino se refiere al Anillo y
      ahí ha escrito Isildur:
       El Gran Anillo pasará a ser ahora una herencia del Reino del Norte; pero los
       documentos  sobre  él  serán  dejados  en  Gondor,  donde  también  viven  los
       herederos de Elendil, para el tiempo en que el recuerdo de estos importantes
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