Page 274 - El Señor de los Anillos
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forjada de nuevo. Iré a Minas Tirith.
        —El Daño de Isildur ha sido encontrado, dices —replicó Boromir—. He visto
      un  anillo  brillante  en  la  mano  del  Mediano,  pero  Isildur  pereció  antes  que
      comenzara esta edad del mundo, dicen. ¿Cómo saben los Sabios que este anillo es
      el mismo? ¿Y cómo ha sido transmitido a lo largo de los años, hasta el momento
      en que es traído aquí por tan extraño mensajero?
        —Eso se explicará —dijo Elrond.
        —Pero  no  ahora,  ¡te  lo  suplico,  Señor!  —dijo  Bilbo—.  El  sol  ya  sube  al
      mediodía y necesito algo que me fortalezca.
        —No  te  había  nombrado  —dijo  Elrond  sonriendo—.  Pero  lo  hago  ahora.
      ¡Acércate! Cuéntanos tu historia. Y si todavía no la has puesto en verso, puedes
      contarla  en  palabras  sencillas.  Cuanto  más  breve  seas,  más  pronto  tendrás  tu
      refrigerio.
        —Muy bien —dijo Bilbo—, seré breve, si tú me lo pides. Pero contaré ahora
      la  verdadera  historia  y  si  a  alguien  se  la  he  contado  de  otro  modo  —miró  de
      soslayo a Glóin—, le ruego que la olvide y me perdone. Sólo deseaba probar que
      el tesoro era de veras mío en aquellos días y librarme del nombre de ladrón que
      algunos me pusieron. Pero quizás yo entienda las cosas un poco mejor ahora. De
      cualquier modo, esto es lo que ocurrió.
      Para algunos de los que estaban allí la historia de Bilbo era completamente nueva
      y escucharon asombrados mientras el viejo hobbit, no de mala gana, volvía a
      relatar  su  aventura  con  Gollum,  de  cabo  a  rabo.  No  omitió  ninguno  de  los
      enigmas.  Hubiera  hablado  también  de  la  fiesta  y  de  cómo  había  dejado  la
      Comarca, si se lo hubieran permitido; pero Elrond alzó la mano.
        —Bien dicho, amigo mío —dijo—, pero ya es suficiente. Basta para saber
      que el Anillo ha pasado a Frodo tu heredero. ¡Que él nos hable ahora!
        Menos  complacido  que  Bilbo,  Frodo  contó  todo  lo  que  concernía  al  Anillo
      desde  el  día  en  que  había  pasado  a  él.  Hubo  muchas  preguntas  y  discusiones
      acerca  de  cada  uno  de  los  pasos  del  viaje,  desde  Hobbiton  hasta  el  Vado  del
      Bruinen y todo lo que él podía recordar de los Jinetes Negros fue examinado con
      atención. Al fin Frodo se sentó de nuevo.
        —No estuvo mal —le dijo Bilbo—. Hubieras contado una buena historia, si no
      te  hubiesen  interrumpido  de  ese  modo.  Traté  de  sacar  algunas  notas,  pero
      tendremos  que  revisarlas  juntos  algún  día,  si  me  decido  a  transcribirlas.  ¡Hay
      materia para capítulos enteros en lo que te pasó antes de llegar!
        —Sí, es una historia muy larga —respondió Frodo—. Pero a mí no me parece
      todavía completa. Hay partes que aún no conozco, sobre todo las que se refieren
      a Gandalf.
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