Page 273 - El Señor de los Anillos
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» No muy bueno quizá —continuó Bilbo—, pero apropiado, si necesitas algo
más que la palabra de Elrond. Si para oír valía la pena un viaje de ciento diez
días, será mejor que escuches. —Se sentó con un bufido—.Lo compuse yo
mismo —le murmuró a Frodo—, para el Dúnadan, hace ya mucho tiempo,
cuando me dijo quién era. Casi desearía que mis aventuras no hubieran
terminado y así yo podría ir con él cuando le llegue el día.
Aragorn le sonrió y se volvió otra vez a Boromir.
—Por mi parte perdono tus dudas —dijo—. Poco me parezco a esas estatuas
majestuosas de Elendil e Isildur tal como puedes verlas en las salas de Denethor.
Soy sólo el heredero de Isildur, no Isildur mismo. He tenido una vida larga y
difícil; y las leguas que nos separan de Gondor son una parte pequeña en la
cuenta de mis viajes. He cruzado muchas montañas y muchos ríos y he
recorrido muchas llanuras, hasta las lejanas de Rhún y Harad donde las estrellas
son extrañas.
» Pero mi hogar está en el Norte, si es que tengo hogar. Pues aquí los
herederos de Valandil han vivido siempre en una línea continua de padres a hijos
durante muchas generaciones. Nuestros días se han ensombrecido y somos
menos ahora, aunque la Espada siempre encontró un nuevo guardián. Y esto te
diré, Boromir, antes de concluir. Somos hombres solitarios, los montaraces del
desierto, cazadores; pero las presas son siempre los siervos del enemigo, pues se
los encuentra en muchas partes y no sólo en Mordor.
» Si Gondor, Boromir, ha sido una firme fortaleza, nosotros hemos cumplido
otra tarea. Muchas maldades hay más poderosas que vuestros muros y vuestras
brillantes espadas. Conocéis poco de las tierras que se extienden más allá de
vuestras fronteras. ¿Paz y libertad, dijiste? El Norte no las hubiera conocido
mucho sin nosotros. El temor hubiese dominado pronto toda la región. Pero
cuando unas criaturas sombrías vienen de las lomas deshabitadas, o se arrastran
en bosques que no conocen el sol, huyen de nosotros. ¿Qué caminos se atreverían
a transitar, qué seguridad habría en las tierras tranquilas, o de noche en las casas
de los simples mortales si los Dúnedain se quedasen dormidos, o hubiesen bajado
todos a la tumba?
» Y no obstante nos lo agradecen menos aún que a vosotros. Los viajeros nos
miran de costado y los aldeanos nos ponen motes ridículos. Trancos soy para un
hombre gordo que vive a menos de una jornada de ciertos enemigos que le
helarían el corazón, o devastarían la aldea, si no montáramos guardia día y
noche. Sin embargo no podría ser de otro modo. Si las gentes simples están libres
de preocupaciones y temor, simples serán y nosotros mantendremos el secreto
para que así sea. Esta ha sido la tarea de mi pueblo, mientras los años se
alargaban y el pasto crecía.
» Pero ahora el mundo está cambiando otra vez. Llega una nueva hora. El
Daño de Isildur ha sido encontrado. La batalla es inminente. La Espada será