Page 268 - El Señor de los Anillos
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—Todavía  veo  el  esplendor  de  los  estandartes  —dijo—.  Me  recordaron  la
      gloria de los Días Antiguos y las huestes de Beleriand, tantos grandes príncipes y
      capitanes estaban allí presentes. Y sin embargo no tantos, no tan hermosos como
      cuando  destruyeron  a  Thangorodrim  y  los  elfos  pensaron  que  el  Mal  había
      terminado para siempre, lo que no era cierto.
        —¿Recuerda usted? —dijo Frodo asombrado, pensando en voz alta—. Pero
      yo creía —balbució cuando Elrond se volvió a mirarlo—, yo creía que la caída
      de Gil-galad ocurrió hace muchísimo tiempo.
        —Así es —respondió Elrond gravemente—. Pero mi memoria llega aún a los
      Días Antiguos. Eärendil era mi padre, que nació en Gondolin antes de la caída, y
      mi madre era Elwing, hija de Dior, hijo de Lúthien de Doriath. He asistido a tres
      épocas  en  el  mundo  del  Oeste  y  a  muchas  derrotas  y  a  muchas  estériles
      victorias.
        » Fui heraldo de Gil-galad y marché con su ejército. Estuve en la Batalla de
      Dagorlad frente a la Puerta Negra de Mordor, donde llevábamos ventaja, pues
      nada podía resistirse a la lanza de Gil-galad y a la espada de Elendil: Aiglos y
      Narsil. Fui testigo del último combate en las laderas del Orodruin donde murió
      Gil-galad y cayó Elendil y Narsil se le quebró bajo el cuerpo, pero Sauron fue
      derrotado, e Isildur le sacó el Anillo cortándole la mano con la hoja rota de la
      espada de su padre y se lo guardó.
        Oyendo estas palabras, Boromir, el extranjero, interrumpió a Elrond.
        —¡De modo que eso pasó con el Anillo! —exclamó—. Si alguna vez se oyó
      esa historia en el Sur, hace tiempo que está olvidada. He oído hablar del Gran
      Anillo de aquel a quien no nombramos, pero creíamos que había desaparecido
      del mundo junto con la destrucción del primer reino. ¡Isildur se lo guardó! Esto sí
      que es una noticia.
        —Ay,  sí  —dijo  Elrond—.  Isildur  se  lo  guardó  y  se  equivocó.  Tendría  que
      haber sido echado al fuego de Orodruin, muy cerca del sitio donde lo forjaron.
      Pero pocos advirtieron lo que había hecho Isildur. Estaba solo junto a su padre en
      este último combate mortal, y cerca de Gil-galad sólo nos encontrábamos Cirdan
      y yo. Pero Isildur no quiso oír nuestros consejos.
        » "Lo  guardaré  como  prenda  de  reparación  por  mi  padre  y  mi  hermano",
      dijo, y sin tenernos en cuenta, tomó el anillo y lo conservó como un tesoro. Pero
      pronto el Anillo lo traicionó y le causó la muerte, y por eso en el Norte se le
      llama el Daño de Isildur. Y sin embargo la muerte era quizá mejor que cualquier
      otra cosa que pudiera haberle ocurrido.
        » Esas noticias llegaron sólo al Norte y sólo a unos pocos. No es nada raro que
      no  las  hayas  oído,  Boromir.  De  la  ruina  de  los  Campos  Gladios,  donde  murió
      Isildur,  no  volvieron  sino  tres  hombres,  que  cruzaron  las  montañas  luego  de
      muchas  idas  y  venidas.  Uno  de  ellos  fue  Othar,  el  escudero  de  Isildur,  quien
      llevaba los trozos de la espada de Elendil; y se los trajo a Valandil, heredero de
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