Page 279 - El Señor de los Anillos
P. 279
cuerda al cuello, amordazado, llevándolo siempre hacia el Bosque Negro, hasta
que la falta de agua y comida lo ablandaron un poco. Al fin llegamos allí y lo
entregué a los elfos, como habíamos convenido, y me alegró librarme de él, pues
hedía. Por mi parte espero no verlo más. Pero Gandalf llegó y tuvo con él una
larga conversación.
—Sí, larga y fatigosa —dijo Gandalf pero no sin provecho. Ante todo, lo que
me dijo de la pérdida del Anillo concuerda con lo que Bilbo nos ha contado por
vez primera abiertamente. Aunque esto no importa mucho, pues yo había
adivinado la verdad. Pero me enteré entonces de que el Anillo de Gollum
procedía del Río Grande, cerca de los Campos Gladios. Y me enteré también de
que lo tenía desde hacía tanto tiempo que habían pasado ya varias generaciones
de la pequeña especie de Gollum. El poder del Anillo le había alargado la vida
más allá de lo normal y sólo los Grandes Anillos tienen ese poder.
» Y si esto no es prueba suficiente, Galdor, hay otra de la que ya he hablado.
En este mismo Anillo que habéis visto ante vosotros, redondo y sin adornos, las
letras a las que se refiere Isildur pueden todavía leerse, si uno se atreve a poner
un rato al fuego esta cosa de oro. Así lo hice y esto he leído:
Ash nazg durbatulûk, ash nazg gimbatul,
ash nazg thrakatuûúk agh
burzum-ishi krimpatul.
Hubo un cambio asombroso en la voz del mago, de pronto amenazadora,
poderosa, dura como piedra. Pareció que una sombra pasaba sobre el sol del
mediodía y el pórtico se oscureció un momento. Todos se estremecieron y los
elfos se taparon los oídos.
—Nunca jamás se ha atrevido voz alguna a pronunciar palabras en esa
lengua aquí en Imladris, Gandalf el Gris —dijo Elrond mientras la sombra
pasaba y todos respiraban otra vez.
—Y esperemos que nadie las repita aquí de nuevo —respondió Gandalf—.
Sin embargo, no pediré disculpas, Elrond. Pues si no queremos que esa lengua se
oiga en todos los rincones del Oeste, no dudemos de que este Anillo es lo que
dijeron los Sabios: el tesoro del enemigo, cargado de maldad; y en él reside gran
parte de esa fuerza que nos amenaza desde hace tiempo. De los Años Oscuros
vienen las palabras que los herreros de Eregion oyeron una vez, cuando supieron
que habían sido traicionados.
Un Anillo para gobernarlos a todos,
un Anillo para encontrarlos,
un Anillo para atraerlos a todos y atarlos
en las Tinieblas.