Page 596 - El Señor de los Anillos
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saltando, Erkenbrand, señor del Folde Oeste. Y también bajaba Sombragris,
brincando como un ciervo que corretea sin miedo por las montañas. Allá estaba
el Caballero Blanco y el terror de esta aparición enloqueció al enemigo. Los
salvajes montañeses caían de bruces. Los orcos se tambaleaban y gritaban y
arrojaban al suelo las espadas y las lanzas. Huían como un humo negro
arrastrado por un vendaval. Pasaron, gimiendo, bajo la acechante sombra de los
árboles; y de esa sombra ninguno volvió a salir.