Page 712 - El Señor de los Anillos
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armas y los arneses se oían ahora muy cerca. Frodo y Sam desenvainaron las
pequeñas espadas. Huir era imposible.
Gollum se incorporó lentamente y trepó como un insecto hasta el reborde del
hueco. Con extrema cautela, pulgada por pulgada, se encaramó hasta poder
mirar hacia abajo entre dos aristas de la piedra. Allí estuvo inmóvil un tiempo, sin
hacer ningún ruido. Pronto las voces comenzaron a alejarse otra vez, hasta
extinguirse poco a poco. Un cuerno sonó a lo lejos en las murallas del Morannon.
Entonces Gollum se retiró en silencio y se deslizó nuevamente en el agujero.
—Más hombres que van a Mordor —dijo en voz baja—. Caras oscuras.
Nunca vimos hombres como estos hasta ahora. No, Sméagol nunca los vio.
Parecen feroces. Tienen los ojos negros, largos cabellos negros y aros de oro en
las orejas: sí, montones de oro muy bello. Y algunos tienen pintura roja en las
mejillas y mantos rojos; y los estandartes son rojos, y también las puntas de las
lanzas; y llevan escudos redondos, amarillos y negros con grandes clavijas. No
buenos: hombres malos muy crueles, parecen. Casi tan malvados como los orcos
y mucho más grandes. Sméagol piensa que vienen del Sur, de más allá del
extremo del Río Grande: llegaban por ese camino. Iban todos hacia la Puerta
Negra; pero otros podrían venir detrás. Siempre más gente llegando a Mordor. Un
día todos estarán adentro.
—¿Había algún Olifante? —preguntó Sam, olvidándose del miedo, ávido de
noticias de países extraños.
—No, no, ningún olifante. ¿Qué son los olifantes? —dijo Gollum.
Sam se levantó, y poniendo las manos en la espalda (como siempre cuando
« decía poesías» ), declamó:
Gris como una rata,
grande como una casa,
la nariz de serpiente,
hago temblar la tierra
cuando piso la hierba;
y los árboles crujen.
Con cuernos en la boca
por el Sur voy moviendo
las inmensas orejas.
Desde años sin cuento,
marcho de un lado a otro,
y ni para morir
en la tierra me acuesto.
Yo soy el Olifante,
el más grande de todos,
viejo, alto y enorme.
Si alguna vez me ves,
no podrás olvidarme.