Page 709 - El Señor de los Anillos
P. 709

—No hagas bromas sobre eso —siseó Gollum—. No le veo ninguna gracia.
      ¡Oh no! No es divertido. No tiene ni pies ni cabeza tratar de llegar a Mordor. Pero
      si el amo dice He de ir o Iré, entonces tiene que buscar algún camino. Pero no ir
      a la ciudad terrible. Oh no, claro que no. Aquí es donde Sméagol ayuda, buen
      Sméagol, aunque nadie le dice de qué se trata. Sméagol ayuda otra vez. Él lo
      descubrió. Él lo conoce.
        —¿Qué descubriste? —preguntó Frodo.
        Gollum  se  enroscó  sobre  sí  mismo  y  bajó  la  voz  hasta  que  habló  en  un
      susurro.
        —Un  pequeño  sendero  que  sube  hasta  las  montañas;  y  a  continuación  una
      escalera, una escalera estrecha. Oh sí, muy larga y muy estrecha. Y luego —la
      voz bajó todavía más— un túnel, un túnel oscuro; y por último una rajadura, una
      pequeña rajadura, y un sendero muy por encima del paso principal. Fue por ese
      camino por dónde Sméagol salió de las tinieblas. Pero eso sucedió hace muchos
      años. El sendero puede haber desaparecido desde entonces; pero tal vez no, tal
      vez no.
        —No me gusta nada como suena todo eso —dijo Sam—. Suena demasiado
      fácil,  al  menos  en  palabras.  Si  el  sendero  existe  todavía,  también  ha  de  estar
      vigilado.  ¿No  estaba  vigilado,  Gollum?  —Mientras  decía  estas  palabras,  vio,  o
      creyó ver, un resplandor verde en la mirada de Gollum. Gollum masculló y no
      dijo nada.
        —¿No está vigilado? —le preguntó Frodo con voz severa—. ¿Y tú escapaste
      de las tinieblas, Sméagol? ¿No habrá sido más bien que te dejaron partir, con una
      misión? Eso era al menos lo que pensaba Aragorn, que te encontró cerca de las
      Ciénagas de los Muertos hace algunos años.
        —¡Mentira!  —siseó  Gollum,  y  un  resplandor  maligno  le  cruzó  los  ojos
      cuando oyó el nombre de Aragorn—. Mintió, sí, mintió. Es verdad que escapé,
      solo y sin ayuda, pobre de mí. Es verdad que me encomendaron que buscara el
      Tesoro, y lo he buscado y buscado, seguro que sí. Pero no para Él, no para el
      Oscuro. El Tesoro era nuestro, era mío, te dije. Yo me escapé.
        Frodo tuvo una extraña certeza: que Gollum por una vez no estaba tan lejos de
      la  verdad  como  se  podría  sospechar,  que  de  algún  modo  había  llegado  a
      encontrar la manera de salir de Mordor y que atribuía el hallazgo a su propia
      astucia. Notó, en todo caso, que Gollum había utilizado el yo, lo que era de algún
      modo  un  signo,  las  raras  veces  que  aparecía,  de  que  en  ese  momento
      predominaban los restos de una veracidad y sinceridad de otros tiempos. Pero
      aunque  en  este  aspecto  se  pudiera  confiar  en  Gollum,  Frodo  no  olvidaba  la
      astucia del enemigo. La « evasión»  bien podía haber sido permitida o arreglada,
      y perfectamente conocida en la Torre Oscura. Y en todo caso, no cabía duda de
      que Gollum callaba muchas cosas.
        —Vuelvo a preguntarte —dijo— ¿no está vigilado ese camino secreto?
   704   705   706   707   708   709   710   711   712   713   714