Page 14 - Hacia una escuela ecohumanista
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20    Hacia una escuela ecohumanista


                     Christopher Day y Qing Gu (2015) destacan tres elementos que se dan en pro-
                 fesores resilientes, que son estimuladores de un ambiente académico óptimo y en-
                 cuadran su actividad en el marco de una psicología positiva: anteponerse a uno
                 mismo; aplicar el principio de la amnesia útil (lo pasado, pasado está, hay que pen-
                 sar bien de los alumnos); y amor por la materia que se imparte. Llegar a conseguir
                 un aula-grupo-equipo requiere de constancia, energía y resiliencia de nuestra parte,
                 pero una vez conseguido el objetivo –nunca estático, siempre en evolución– la re-
                 compensa es enorme, porque los alumnos y alumnas comienzan a autorregularse y
                            Muestra gratuita
                 hacen crecer sus conocimientos y capacidades de forma que nuestra labor consiste
                 simplemente en ser observadores y gestionar todo este equipo.

                     “                   Los profesores proactivos,

                                los que comunican energía y un fondo ético,
                        pueden transformar el grupo-aula en un equipo de aprendizaje.
                                                                                  ”


                     No es fácil llegar a este estadio ideal, pero es el vector con el que deberíamos
                 orientar siempre nuestra acción. Para conseguir este ambiente óptimo, hay que
                 avanzar en paralelo, hay que hacerlo de forma constante y hay que creer en las po-
                 sibilidades y talentos de los alumnos. El docente tiene que abrir horizontes, no ce-
                 rrarlos; infundir ímpetu y optimismo, no prejuicios. Tiene que ser un descubridor e
                 impulsor de posibilidades, no un mero aplicador de programas. La educación invi-
                 sible, la que no es explícita, acaba siendo la que determina la calidad educativa. (Ma-
                 rrasé, 2019). A medida que avanzan las sesiones, este progreso en la autonomía de
                 aprendizaje se va haciendo cada vez más palpable, y es fantástico comprobar cómo
                 el grupo funciona como un colectivo motivado, donde todos mejoran. Mi experien-
                 cia en este sentido se ha desarrollado con las Matemáticas, esa especie de lobo feroz
                 que podemos transformar en un animal de compañía que nos quiera y gratifique.
                 ¿Pero qué debemos hacer cada día para conseguir esta evolución?

                 Algunas cuestiones básicas



                     No hay recetas mágicas, porque es importante que se produzca una simbiosis
                 dinámica entre nuestro estilo propio y la relación con la clase. Sin embargo, sí que
                 podemos detallar una nueva relación de cuestiones básicas:

                        Procurar que el miedo hacia la materia y la inseguridad que va asociada desapa-
                        rezcan. Para ello tenemos que atender a la individualidad, proporcionando
                        material básico, orientación y apoyo.
                        Ocuparnos de los alumnos con más talento y capacidad, porque ellos también
                        necesitan estar implicados en su propia proactividad y deben percibirse en
                        un entorno de estímulos favorables que les facilite una progresión positiva.


                                                                         © narcea, s. a. de ediciones
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