Page 12 - Hacia una escuela ecohumanista
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18 Hacia una escuela ecohumanista
los tonos juega un papel esencial en este sentido, y debemos intentar en toda
situación y en todo momento practicarla e impregnar a todo el grupo con ella.
Como afirma Rodari (2019): “Las palabras, producen ondas de superficie y de pro-
fundidad, provocan una serie infinita de reacciones en cadena, atrayendo en su caída
sonidos e imágenes, analogías y recuerdos, significados y sueños (…)”. Este tono ópti-
mo tiene consecuencias directas en la disposición hacia el aprendizaje, porque
se activa todo un sistema de regulación de la motivación mediante la acción
combinada de tres neurotransmisores: la dopamina, la serotonina y las endor-
Muestra gratuita
finas. Con cada alumno, en cada clase, las emociones son el “pegamento” del
aprendizaje y consolidan los recuerdos. Así pues, la novedad, la curiosidad, el
reto y un ánimo positivo son esenciales (Ligioiz, 2015).
Contemplar estas cuatro líneas de trabajo representa una declaración de in-
tenciones. Los maestros y profesores, encerrados muchas veces en la jaula virtual
de los datos, informes, evaluaciones y todo tipo de menús burocráticos se olvidan
del hecho educativo esencial, que consiste en conocer bien al grupo clase y a cada
alumno en particular y reflexionar y adaptar constantemente estos cuatro aspectos.
El estilo es personal; nuestros tics y “manías” son los que son y este no es el pro-
blema, pero lo que dota de sentido a nuestra acción en el aula consiste en que nos
ocupamos en una buena gestión y comprensión de los contenidos, en observar la
individualidad y en gestionar bien las redes emocionales en las que participamos.
“ Tenemos que dotar de sentido a nuestra acción en el aula:
gestionar los contenidos y cuidar de las estrategias
que faciliten su comprensión,
observar la individualidad y
saber interpretar la red emocional que se establece.
”
Al final, es tan simple como recordar las tres preguntas de Kant:
¿Qué podemos saber?
¿Qué debemos hacer?
¿Qué podemos esperar?
Recuperemos lo esencial. Las tres cuestiones kantianas nos centran, nos mues-
tran un buen patrón para orientarnos en la vida, pero en la docencia se revitalizan
y adquieren una relevancia especial. En nuestro caso, representan el fondo de un
buen magisterio y nos conducen a otras derivaciones.
La primera cuestión nos lleva a otras: el conocimiento personal del alumno,
nuestro propio autoconocimiento, la importancia del contexto escolar y social, etc.
Estas consideraciones y/o reflexiones no se deberían ceñir al inicio del curso, como
un corsé inmutable del cual no podemos zafarnos, porque si no las alimentamos y
repensamos de manera continua convertimos la clase en una experiencia estática, y
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