Page 67 - Diálogos Psicoanálisis Número 1
P. 67

Para Freud  es  natural que ante la orden de dar  por perdido el objeto,  la libido haga objeción y se oponga,

      ningún  sujeto  toma  de  buen  agrado  abandonar  las  posiciones  e  investiduras  que  la  libido  ha  establecido,
      incluso cuando aparentemente se ha encontrado un sustituto del objeto perdido; sin embargo, Freud no llega a
      dar  una  explicación,  de  cómo  se  llevaría  a  cabo  esto  y  de  cómo  las  manifestaciones  que  llama  mórbidas,
      después de un cierto tiempo desaparecen.

      Justo en la melancolía se singulariza en lo anímico por una desazón profundamente dolida,

      una  cancelación  de  interés  por  el  mundo  exterior,  pérdida  de  la  capacidad  de  amar,  la
      inhibición de toda productividad y una rebaja del sentimiento de sí, que se exteriorizará en
      autorreproches y autodenigraciones y se extrema hasta una delirante expectativa de castigo.
      (Freud 1917,242)

      El objeto en la melancolía puede no estar muerto, pero se ha perdido como el objeto de amor, pero en sí, no se

      atina a discernir con precisión lo que se perdió; Freud menciona: esto nos llevaría a referir de algún modo la
      melancolía a una pérdida de objeto sustraída de la conciencia.

      El melancólico muestra algo que falta en el duelo, una extraordinaria rebaja en el sentimiento yoico, un enorme
      empobrecimiento del yo, se hace reproches, se denigra y espera repulsión y castigo, este autorreproche es de
      hecho una recriminación al ser amado perdido.


      Podríamos pensar entonces que el artista se encuentra en este no saber qué perdió, y en dicha búsqueda es
      donde se plasma un trabajo artístico? (no olvidemos la singularidad del caso por caso)

      Retomando la pregunta anterior de si ¿nos identificamos con el dolor del artista?, de inicio podríamos inferir,
      que de acuerdo a la singularidad de las personas y a partir de una experiencia de pérdida, podría emerger la

      creación,  de  una  forma  única  y  singular  para  expresarse  a  sí  mismo,  y  que  permite  que  otros  puedan
      reconocerse en su dolor.

      La clave sería construir un sentido diferente en análisis, justo no deshacerse de los síntomas, lo trascendente
      sería,  permitir  que  lo  que  se  exprese  a  través  del  discurso  y  de  las  expresiones  artísticas, se  articule  de  tal
      manera que el sujeto logre posicionarse y responsabilizarse de su actuar.


      Por ello al leer a Edgar Allan Poe, al escuchar la ópera de ―Tristán e Isolda‖ de Wagner o al ver la película
      ―Melancolía‖  de Lars von Trier, sin duda harán alusión a ese estado que considero en algún momento hemos
      llegado a sentir.

      La vida no únicamente es felicidad, calma y estabilidad, que sería de esa melodía, esa pintura, ese poema, esa
      película,  entre  las  tantas  expresiones  artísticas,  que  generan  en  nosotros  ese  estado  de  tristeza,  esa

      identificación con el autor, esa identificación con el dolor, o con la pérdida, o incluso, ese no saber que es que
      nos provoca melancolía.

      Para  finalizar  y  puntualizar,  canalizar  dicho  estado,  podría  originar
      representaciones  artísticas  e  intelectuales,  desde  la  creatividad  y  la

      inspiración  y  a  su  vez  estas  manifestaciones  artísticas  permitirnos  como
      espectadores  reconocer  nuestro  sentir,  como  un  estatus  compensatorio  de  la

      melancolía.


                                                                                                                  676767
   62   63   64   65   66   67   68   69   70   71   72