Page 86 - Diálogos Psicoanálisis Número 1
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Nada puede separarlo de allí, ni el hambre ni el cansancio, la juntura misero furori ha llevado a Narciso a
lamentarse. Engañado el enamorado ruega y suplica a su amado el dejarse ser tomado, pero éste con crueldad
al ser turbado por las lágrimas dolientes de Narciso le devuelve una imagen difusa.
De este modo lacerante, Narciso es debilitado por el amor a sí mismo hasta convertirse en líquido (locura) y es
consumido por un fuego oculto de pulsiones no controladas.
Retomando la CUARTA postura, en este punto debemos de puntualizar que para el psicoanálisis la noción
Narcicismo contiene una hipótesis que correlaciona un sistema parental tríadico con el destino de la libido y de
las pulsiones. El narcisismo es un sistema que opera a partir de una activación relacional que involucra una
tríada afectiva, padre, madre e hijo.
La principal característica psico-dinámica de este sistema relacional que apuntala de forma precursora el yo del
niño, es la sobre-estimación que gobierna el vinculo libidinal-pulsional paterno hacia el hijo, en el que
predomina la percepción de toda clase de perfecciones y el encubrimiento o el olvido de todos los defectos, lo
cual, es pertinente subrayarlo, está relacionado con la desmedida estimulación sexual infantil, la cual a su vez,
suspende frente al niño todas esas conquistas culturales que hubo de arrancarle al propio narcicismo y a
renovar a propósito la exigencia de prerrogativas a las que se renunció hace mucho tiempo en la historia de la
humanidad.
En este contexto utópico –de entelequia emocional- y recordemos que la entelequia desde el platonismo es algo
perfecto que no existe; el niño debe tener mejor suerte que sus padres, no debe estar sometido a esas
necesidades objetivas cuyo imperio vital hubo de reconocerse como severos límites reales, por ejemplo la
enfermedad, la muerte, la renuncia al goce, la restricción de la voluntad propia, el sacrificio, de modo que las
leyes de la naturaleza y las leyes de la sociedad han de cesar ante él y realmente debe ser de nuevo el centro y el
núcleo de la creación.
Por otra parte, y concordante con este sistema narcicista, el hijo debe cumplir los irrealizados deseos de sus
padres: el varón será un gran hombre y un héroe en lugar del padre, y, la niña se casará con un príncipe como
tardía recompensa para la madre.
Pero el punto más complejo del sistema narcisista es la ilusión de inmortalidad del yo, que la fuerza de la
realidad asedia duramente.
El sistema narcisista ha ganado su seguridad refugiándose en el niño: el conmovedor amor paternal -tan
infantil en la opinión de Freud- no es otra cosa que el narcicismo revivido de los padres que en su trasmutación
al amor de objeto revela inequívoca su prístina naturaleza; con dos mecanismos cuya función es por un lado
redireccionar la libido y por el otro retroalimentar las pulsiones. Los mecanismos a las que me refiero son: la
sublimación y la idealización.
A. La sublimación: es un proceso que atañe a la libido de objeto y consiste en que la pulsión se lanza a otra
meta, distante de la satisfacción sexual; el acento recae entonces en la desviación respecto de lo sexual.
B. La idealización es un proceso que envuelve al objeto sin variar de naturaleza, este es engrandecido y
realzado psíquicamente. La idealización es posible tanto en el campo de la libido yoica y en el campo de
la libido de objeto (porque en el origen la libido yoica y la libido de objeto son indiscernibles).
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