Page 28 - EL Historiador
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Comenzaron  entonces  a  desarrollarse  esfuerzos  para  lograr  el  dominio  y  control

       efectivo sobre los mayas, los ayuntamientos y las repúblicas de indios, y de sus procesos
       internos, con el objeto de consolidar la hegemonía de la naciente élite mestizo-criolla.

       Este proceso, por el cual se articula el poder del nuevo grupo dominante, cobró formas,
       ritmos  y  tiempos  diferentes  en  las  distintas  regiones  en  que  se  hallaba  ubicado  el

       pueblo maya.


       En  la  península  de  Yucatán,  el  proceso  tuvo  enormes  consecuencias.  Pueden
       mencionarse la expansión territorial a costa de los indios; el relajamiento entre los

       grupos oligárquicos, con la consiguiente utilización de los indios como carne de cañón,

       lo  que  implicó  su  entrenamiento  militar;  la  ruptura  de  los  límites  a  la  explotación
       impuestos durante el periodo colonial.


       La expansión territorial fue quizá el factor que mayor inconformidad provocó entre los

       indios. La aplicación de la política agraria nacional desencadenó una acción de rapiña
       sobre las propiedades de los indios, dando lugar a una denodada lucha por la tierra

       entre terratenientes e indios.

       La libertad de que gozaban los indígenas que no vivían en la ciudad constituyó otra

       preocupación  para  los  grupos  dominantes,  que  continuamente  criticaban  esta

       tendencia  y  solicitaban  se  les  “civilizara”  y  se  evitaran  sus  costumbres  “bárbaras  y
       salvajes”. Por otra parte, las Reformas Borbónicas suscitaron que los indios dejaran de

       pagar tributos, y con ello se distanciaran del dominio de la Iglesia.


       Este propósito de reconquista de acuerdo a las directrices de la oligarquía mestizo-
       criolla, desembocó en la Guerra de Castas de Yucatán (1847).


       La  residencia  indígena  frenó  los  intentos,  que  databan  de  principios  de  siglo,

       encaminados a liquidar su autonomía. Sin embargo, la actitud de los mayas en esta
       guerra,  no  fue  uniforme  entre  sus  diversos  estratos:  buena  parte  de  aquéllos  que

       pertenecían  a  las  haciendas,  se  hallaban  sometidos  a  condiciones  de  peonaje,

       endeudados y en una relación de paternalismo con el hacendado. Tendencialmente se
       identificaron con los blancos, e incluso fueron utilizados por éstos como fuerza armada

       en su favor.

       En el caso de los indios libres o habitantes de zonas menos colonizadas, se identificaron

       más con los patrones de rebelión e inconformidad, en la medida que mantenían las

       condiciones materiales necesarias para reproducir su conciencia indígena y recrear su
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