Page 277 - Dune
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otras matanzas.
               —No haremos nada que llame la atención sobre nosotros —dijo Tuek.
               Halleck se envaró.

               —Pero…
               —Tú y tus hombres sois bienvenidos a este refugio entre nosotros —dijo Tuek—.
           Hablas de gratitud. Muy bien; trabajad para pagar vuestra deuda. Siempre podremos

           encontrar  un  trabajo  para  un  hombre  de  valor.  Pero  os  destruiremos  con  nuestras
           propias manos si intentáis la menor acción abierta contra los Harkonnen.
               —¡Pero ellos han matado a tu padre!

               —Quizá. Y si es así, te daré la misma respuesta que daba mi padre a aquellos que
           actuaban sin pensar: «Pesada es la piedra y densa la arena; pero no son nada al lado
           de la furia de un idiota».

               —¿Quieres decir que no vais a hacer nada al respecto, entonces? —se sorprendió
           Halleck.

               —En ningún momento me has oído decir esto. Simplemente he dicho que quiero
           proteger nuestro contrato con la Cofradía. La Cofradía exige un juego circunspecto.
           Hay otros caminos para destruir al enemigo.
               —Ahhh…

               —Sí, realmente. Si tienes la idea de buscar a la bruja, hazlo. Pero debo advertirte
           que probablemente ya es demasiado tarde… y dudamos que sea la persona a la que

           estás buscando.
               —Hawat se ha equivocado pocas veces.
               —Pero ha caído en manos de los Harkonnen.
               —¿Crees que el traidor es él? —Tuek se alzó de hombros.

               —Eso no tiene importancia. Creemos que la bruja está muerta. Esto al menos es
           lo que creen los Harkonnen.

               —Parece que sabes mucho acerca de los Harkonnen.
               —Suposiciones e insinuaciones… rumores y deducciones.
               —Nosotros somos setenta y cuatro —dijo Halleck—. Si nos propones seriamente
           que  nos  enrolemos  contigo,  es  que  estás  convencido  de  que  nuestro  Duque  está

           muerto.
               —Su cadáver ha sido visto.

               —¿Y también el muchacho… el joven Amo Paul? —Halleck intentó tragar saliva,
           pero tenía como un nudo en su garganta.
               —Según nuestros últimos informes, él y su madre se perdieron en una tormenta,

           en pleno desierto. Es muy probable que ninguno de los dos sean hallados nunca.
               —Así que la bruja está muerta… todos muertos.
               Tuek asintió.

               —Y la Bestia Rabban, por lo que sé, se sentará en el poder.




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