Page 291 - e-book
P. 291

AUTOR                                                                                               Libro
                     Enlacé mis brazos alrededor de su cuello. ¿Qué era lo peor que él podía hacer?
               Sólo apartarme, así que me apretujé aún más cerca.
                     —¿No es de locos sentirse feliz justo en este momento? —le pregunté. La voz se
               me quebró dos veces.
                     Él no me apartó. Me apretó fuerte contra su pecho, tan duro como el hielo, tan
               fuerte que me costaba respirar, incluso ahora, con mis pulmones intactos.
                     —Sé exactamente a qué te refieres —murmuró—, pero nos sobran razones para
               ser felices. La primera es que seguimos vivos.
                     —Sí —convine—. Ésa es una excelente razón.
                     —Y juntos —musitó. Su aliento era tan dulce que hizo que la cabeza me diera
               vueltas.
                     Me limité a asentir, convencida de que él no concedía a esa afirmación la misma
               importancia que yo.
                     —Y, con un poco de suerte, todavía estaremos vivos mañana.
                     —Eso espero—dije con preocupación.
                     —Las perspectivas son buenas —me aseguró Alice. Estaba tan quieta que casi
               habíamos olvidado su presencia—. Veré a Jasper en menos de veinticuatro horas —
               añadió con satisfacción.
                     Alice era afortunada. Ella podía confiar en su futuro.
                     Yo no era capaz de apartar la mirada de Edward mucho rato. Le observé
               fijamente,   deseando   más   que   nunca   ese   futuro   que   nunca   ocurriría,   que   aquel
               momento durara para siempre o si no, que yo dejara de existir cuando acabara.
                     Edward me devolvió la mirada, con sus suaves ojos oscuros y resultó fácil

               pretender que él sentía lo mismo. Y así lo hice. Me lo imaginé para que el momento
               tuviera un sabor más dulce.
                     Recorrió mis ojeras con la punta de los dedos.
                     —Pareces muy cansada.
                     —Y tú sediento —le repliqué en un susurro mientras estudiaba las marcas
               moradas debajo de sus pupilas negras.
                     Él se encogió de hombros.
                     —No es nada.
                     —¿Estás seguro? Puedo sentarme con Alice —le ofrecí, aunque a regañadientes;
               preferiría que me matara en ese instante antes que moverme un centímetro de donde
               estaba.
                     —No seas ridícula —suspiró; su aliento dulce me acarició la cara—. Nunca he
               controlado más esa parte de mi naturaleza que en este momento.
                     Tenía miles de preguntas para él. Una de ellas pugnaba por salir ahora de mis
               labios, pero me mordí la lengua. No quería echar a perder el momento, aunque fuera
               imperfecto, así, en una habitación que me ponía enferma, bajo la mirada de una
               mujer que deseaba convertirse en un monstruo.
                     En sus brazos, era más que fácil fantasear con la idea de que él me amaba. No
               quería pensar sobre sus motivaciones en ese momento, máxime si estaba actuando de
               ese modo para mantenerme tranquila mientras continuara el peligro, o bien porque




                                                                                                   - 291 -
   286   287   288   289   290   291   292   293   294   295   296