Page 20 - La Pluma, y el Papel Femenino
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1. Disminuir el pensamiento mágico y trabajar una
comunicación directa y franca que tiene que ver con el decir lo
que siento en el momento en que lo siento y en el contexto
adecuado; esto tendría que ver con el desarrollo de habilidades
de asertividad.
2. Trabajar con las manos. Éste es un punto muy central dentro
del trabajo de la ansiedad. Se ha descubierto —y me ha
asesorado en esto un psicólogo oriental— que en Oriente se ha
probado que la ansiedad femenina se elimina a través de la
última falange cercana a las uñas de los dedos de las mujeres,
por lo tanto, todos los trabajos que las mujeres hagamos de
presión con nuestras manos tienden a disminuir nuestras
conductas ansiosas.
No es casual, por lo tanto, la coincidencia de que hoy en día las
mujeres estemos haciendo cada vez menos labores con las
manos y estemos también cada vez más ansiosas. Sabias eran
nuestras abuelas cuando decían que el bordar, el tejer y el
cocinar las relajaba, y consideraban que esas actividades eran
una terapia. Quizás no sería una mala idea recuperar en los
colegios las clases de cocina y labores manuales, como el
bordado y el tejido, pues junto con aprender actividades de
utilidad práctica, cooperaríamos a disminuir nuestras conductas
ansiosas.
3. Apreciar el mundo real y colocarle encanto y cuidado a éste
sólo en la medida en que lo valoro positivamente genera menos
ansiedad que estar tratando todo el tiempo de que el mundo se haga real tal y como espero
o deseo yo en mi pensamiento
mágico.
4. Aumentar la capacidad de soltar es otra de las características
que de una u otra manera me llevaría a disminuir mi capacidad
o mi manejo de la ansiedad.
Digamos, a modo de síntesis, que es fundamental entender que
la ansiedad puntual será posible de ser determinada y manejada, toda
vez que distingo en qué medida soy capaz o vivo mi pensamiento real y
mi vida real; en qué medida soy capaz de valorar la realidad de lo que
tengo y no de lo que me falta y, también, cómo y cuánto soy capaz de
disminuir mi pensamiento mágico a través de una comunicación franca,
directa y sincera conmigo primero y luego con los demás que me
rodean.
En este punto creo haber respondido a las preguntas que de una
u otra manera generaron esta investigación: ¿por qué las mujeres nos
quejamos tanto?, ¿por qué cuando hablamos de nosotras siempre
hablamos de otros? y ¿por qué hemos contribuido en gran medida a
transmitir esta visión un poco quejumbrosa o problemática del hecho de
ser mujer? Buscando las respuestas a estas preguntas, dimos con
ciertas características que por ser propias de las mujeres podían a su